Tras este recorte, la calificación de la deuda a largo plazo española queda a tan solo dos escalones de la categoría considerada no apta para la inversión, el 'bono basura'.

Fitch ha basado su decisión en el coste fiscal que tendrá la recapitalización del sector bancario, un previsible empeoramiento de las condiciones económicas, la creciente vulnerabilidad del país a un contagio de la crisis y la probabilidad de que España necesita ayuda del exterior.

Fitch estima que la reestructuración y recapitalización de la banca española supondrá unas necesidades adicionales de capital de 60.000 millones de euros, el 6% del PIB, para cubrir la cartera crediticia. No obstante, Fitch no descarta que se alcancen los 100.000 millones de euros en un escenario más adverso, equivalente al caso irlandés. Las cifras han sido revisadas al alza tras incorporar las nuevas necesidades de Bankia.

La agencia de calificación estima que la deuda sobre PIB del Estado tocará techo en el 95% del PIB en 2015 (antes hablaba de un máximo de 82% en 2012) si finalmente la factura queda en los 60.000 millones y señala que la reducida flexibilidad financiera del Gobierno está limitando su capacidad para intervenir de forma decisiva en la reestructuración del sector, lo que en su opinión ha incrementado la posibilidad de que necesite ayuda externa.

"El rating de BBB incorpora la expectativa de que España reciba apoyo financiero de sus socios europeos para la reestructuración del sector bancario", explica, a la vez que matiza que no tiene que ser un programa de rescate total al país. Al mismo tiempo, resalta que Santander, BBVA y La Caixa no necesitarán asistencia para cumplir con los nuevos requisitos.