Durante su comparecencia en la Comisión de Presupuestos del Congreso de los Diputados, Fernández Ordóñez señaló también que la crisis está sirviendo para corregir algunos desequilibrios del pasado, como el alto endeudamiento o el elevado peso del sector inmobiliario en el modelo económico español.


Aún así, recordó que
las perspectivas económicas siguen rodeadas de "gran incertidumbre", y aseguró que el principal soporte de la actividad en 2010 deberá ser el sector exterior, año en el que se empezarán a registrar crecimientos graduados a pesar de la caída "moderada" que se registrará en el conjunto del año, lo que apunta a una recuperación "lenta y moderada".

Por todo, consideró "imprescindible" adoptar medidas y reformas "ambiciosas" para absorber las secuelas "más negativas" de la crisis, afrontando los problemas estructurales de la economía española para alcanzar la recuperación y el crecimiento potencial y evitar un escenario de "atonía prolongada".

Según el gobernador del Banco de España, en las caídas de producción que se registrarán en la segunda parte del año pesará la "acusada debilidad" de la inversión, no sólo en el caso de la vivienda, sino también "probablemente" en el de la inversión empresarial. Además, "tampoco parece factible" incrementar la inversión pública en 2010 tras el esfuerzo de 2009.

Sobre el consumo privado, admitió que los principales determinantes "no son favorables", pero señaló que el nivel que ha alcanzado la tasa de ahorro de las familias apunta a que podría despejarse "de forma significativa". Así, consideró que el "principal soporte" de la actividad en 2010 deberá ser el sector exterior, ya que el hecho de que la recuperación se desarrolle "con cierto retraso" respecto a la de otros países europeos puede facilitar un comportamiento "más expansivo" de las exportaciones.

De esta forma, aseguró que cabe esperar que a lo largo del próximo año se inicie una fase de crecimiento "gradual" basado en la recuperación del sector exterior y en la extensión de sus impulsos a la inversión empresarial y el empleo, forjando así las bases para una expansión que se apoye sobre el conjunto de la demanda, a pesar de que en el conjunto del año el crecimiento será negativo.

CORREGIR LOS DESEQUILIBRIOS

Durante su intervención, Fernández Ordóñez señaló también que la crisis está sirviendo a España para corregir algunos desequilibrios del pasado, como el alto endeudamiento, el excesivo peso del sector inmobiliario en el modelo económico español y un persistente diferencial de inflación.

En este sentido, recordó que las tasas de crédito al sector privado se han reducido "sustancialmente" y que lo seguirán haciendo en el futuro, al tiempo que se está corrigiendo la "fuerte contracción" de recursos que existía en el mercado inmobiliario y que la inflación ha caído de forma "más acusada" que en la zona euro.

Además, consideró que no se debe perder de vista que la corrección de los desequilibrios se está produciendo mediante una contracción "severa" de la producción, con efectos "muy negativos" tanto sobre el empleo, como sobre las finanzas públicas.

En este sentido, aseguró que el ritmo de destrucción de empleo "se ha atenuado" gracias, en parte, a los efectos del Fondo de Inversión Local, aunque la tasa de paro ha seguido repuntando y la productividad ha mejorado pero no por "mejoras genuinas" en la eficiencia de los procesos productivos, por lo que "difícilmente" será "sostenible" en el medio plazo.

REFORMAS AMBICIOSAS PARA REDUCIR EL DÉFICIT

Por otro lado, Fernández Ordóñez destacó el incremento "rápido e intenso" del déficit y aventuró "perspectivas complicadas" para esta variable en ausencia de actuaciones "ambiciosas", ya que tiene un componente estructural importante y que se está manifestando también en un "fuerte incremento" de la deuda pública.

En este sentido, aseguró que hay un riesgo de que la ausencia de medidas correctoras propicie la continuación de la trayectoria de deterioro de la posición fiscal y permiten pensar que el margen de actuación expansiva de la política presupuestaria se ha reducido por completo, lo que hace imprescindible la adopción de una estrategia creíble de consolidación presupuestaria a medio plazo.

"De no ser así, el aumento del endeudamiento público y su influencia sobre el coste de la financiación de la economía, e incluso sobre la propia solidez del sistema financiero y su capacidad para canalizar adecuadamente los recursos, puede llegar a convertirse en un muy pesado lastre sobre sus posibilidades de recuperación", señaló.

"ENCRUCIJADA DECISIVA"

Recordó que el Gobierno pretende reducir el déficit en 2012 y consideró que los Presupuestos de 2010 confirman este compromiso, aunque consideró necesario convencer a todos los agentes económicos de que se tomarán las medidas necesarias si es necesario e intentar que los entes territoriales también se comprometan en esta reducción del déficit.

Por todo, consideró que la economía española se enfrenta a una "encrucijada decisiva", en la que son muchos los retos que han de abordarse para evitar que la situación desemboque en un largo periodo de debilidad económica y poder iniciar una nueva senda de crecimiento basada en un patrón más "productivo y sostenible". "Sólo con estrategias de estabilidad a medio plazo y reformas ambiciosas y bien articuladas se podrá superar esta coyuntura", añadió.

Sobre el entorno internacional, Fernández Ordóñez resaltó que, por primera vez en dos años, se vislumbran síntomas incipientes de estabilización de la crisis, gracias tanto a las políticas de estímulo a la demanda, como al apoyo al sistema financiero, aunque la incertidumbre continúa siendo "elevada".

MANTENER LOS ESTÍMULOS HASTA LA RECUPERACIÓN

En este sentido, destacó la "importancia capital" de las políticas presupuestarias y de las reformas estructurales que eliminen los obstáculos que dificultan la recuperación, al tiempo que subrayó la necesidad de "huir de la complacencia y de un inoportuno exceso de optimismo y consideró que las autoridades económicas deben mantener las políticas de estímulo hasta que la recuperación se asiente, tal y como ha acordado el G-20.

Sin embargo, aseguró que más adelante, el principal reto será identificar el momento apropiado de dicha retirada, evitando así una retirada prematura que pudiera minar los logros conseguidos, y una prolongación innecesaria que terminaría por generar dinámicas "complicadas de revertir y perjudiciales para el crecimiento y el bienestar, por lo que apostó por diseñar "ya" una estrategia de salida.