Las empresas españolas mejor situadas en la carrera de la internacionalización proceden de todo tipo de sectores, desde el bancario a las constructoras -sobre todo para infraestructuras- hasta los componentes del automóvil, pasando por la manufactura textil o alimentaria.En cuanto a los destinos, desde hace unos cuatro años las firmas españolas ya no miran a América Latina y se han centrado más en Europa del Este, mientras su presencia en Asia sigue siendo relativamente pequeña y están empezando a aumentar los intereses en Estados Unidos.Precisamente, el director del Lauder Institute y uno de los autores de este informe, Mauro Guillén, recomendó el mercado estadounidense como una de las mejores oportunidades para la inversión directa española, sobre todo para las entidades financieras y las compañías de infraestructuras y de gestión de servicios públicos.La
fortaleza del euro, que hace más asequible a las empresas españolas comprar firmas estadounidense o instalarse allí, así como las "tremendas necesidades" de ese país en determinados servicios e infraestructuras, convierte Estados Unidos no sólo en un mercado atractivo, sino también en una "gran oportunidad" de negocio para las compañías españolas.Estados Unidos, además, tiene un importante déficit exterior y necesita de la inversión directa para cubrir sus necesidades de financiación, añadió Guillén.El coordinador del estudio puso ejemplos como el del grupo Ferrovial
, cuya filial Cintra gestiona cuatro de las principales autopistas estadounidenses y pelea por la concesión de una quinta, y también recordó el negocio de la energía eólica, con la instalación de cuatro plantas de aerogeneradores por parte de Gamesa, o el metalúrgico, con la presencia de Acerinox.Guillén también recomendó la entrada de las entidades financieras españolas, de "las más fuertes y solventes del mundo", en el mercado estadounidense, que aunque es "muy sofisticado" en materias como la banca de inversión tiene muchas carencias en la banca tradicional.La recomendación estadounidense, sin embargo, no debe suponer que las empresas españolas dejen a un lado la oportunidad de Asia, según Guillén.Este experto recordó que Asia supone ya el 40% de la economía global y es la que más crece, pero sigue siendo la "gran asignatura pendiente" de las empresas españolas, pese a notables excepciones como la compañía de sanitarios Roca, la primera del mundo en este sector tras su inversión en India.En Asia sólo operan poco más de 300 empresas españolas, muy por detrás de la presencia estadounidense, francesa o japonesa, probablemente porque, según Guillén, haya un déficit en formación de capital humano que conozca bien ese mercado.Según el presidente del Club de Empresarios, Claudio Boada, esta situación es "manifiestamente mejorable", porque las compañías españolas deberían mejorar su presencia precisamente en aquellas zonas "que más están creciendo".Pese al dinamismo en la internacionalización de la última década, los autores de este informe recordaron los problemas que aún persisten en la economía española y que pueden frenar este proceso.La aún baja productividad, el alto diferencial de inflación con la Zona Euro y las carencias en formación e I+D+i fueron los principales obstáculos citados por Guillén, quien no obstante valoró la actual fortaleza del euro, que aunque encarece las exportaciones "facilita" la inversión directa y abarata la compra al exterior de bienes de equipo.