El estupor en Washington es grande, e incluso el presidente, Barack Obama, se mostró sorprendido, pues se había enterado del pago de las primas el jueves, un día antes de que iban a ser desembolsadas y dos días después de que el secretario del Tesoro, Timmothy Geithner, fuera informado de los planes de AIG.

El pago se hizo efectivo el pasado viernes a un total de 73 ejecutivos con importes que variaban entre 1 millón a 6,4 millones, según el fiscal de Nueva York, Andrew Cuomo, quien entregó información sobre el desembolso, aunque no de los receptores, al presidente del Comité de Servicios Financieros, Barney Frank.

El escándalo ha enfurecido a los legisladores y podría tener consecuencias amplias, incluso para futuros planes de rescate de otras compañías estadounidenses, advierten los congresistas.

Anoche, líderes del Congreso anunciaron que presentarán una medida para restringir las bonificaciones de los ejecutivos de la aseguradora y recuperar, a través de impuestos, parte del dinero que la empresa obtuvo del Gobierno.

La Administración del presidente Obama posee el 80 por ciento del capital social de AIG a raíz del rescate de la compañía.

Los demócratas del Senado sopesan la posibilidad de imponer impuestos a las bonificaciones, de hasta un 91 por ciento, si la aseguradora no devuelve el dinero de forma voluntaria.

Entre las medidas más generales que sopesará el Congreso figuran autorizar al fiscal general de EEUU a que recupere el dinero que han pagado en compensaciones "excesivas" empresas como AIG que se beneficiaron de la ayuda del Gobierno, prohibir el abuso en las primas y recuperar una parte "sustancial" de las mismas a través del cobro de impuestos.

La última propuesta llegó esta mañana de la mano de Frank, quien consideró que el Congreso debería revisar una ley de la época de la Gran Depresión que la Reserva Federal usó para conceder a AIG la inyección inicial del Gobierno para evitar su quiebra.

El legislador demócrata alegó en una entrevista a la cadena CBS que el Congreso no tenía nada que decir en la decisión del Gobierno de inyectar en AIG 85.000 millones de dólares procedentes de los impuestos de los estadounidenses. Mientras, los republicanos culpan al Gobierno de Obama de no haber hecho lo suficiente para evitar que los ejecutivos pudiesen recibir esas bonificaciones. En medio de toda la tormenta está Geithner, quien dijo anoche en una carta al Congreso que descontará las primas pagadas a los altos directivos de AIG de los 30.000 millones de dólares pendientes de entrega en la operación de rescate del gigante asegurador.