Con esta decisión, tomada por teleconferencia, Atenas recibirá otros 12.000 millones de euros de sus socios de la zona euro y del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Quedan aún 45.000 millones de euros de ese primer rescate
pensado para ayudar a Grecia a cubrir sus necesidades de financiación hasta mediados de 2013 y el ministro de Economía griego, Evangelos Venizelos, espera que el segundo rescate del país quede cerrado a mediados de septiembre, según comunicado difundido ayer en Atenas. «La decisión del Eurogrupo ha reforzado la credibilidad internacional de nuestro país», dijo Venizelos. «Ahora es fundamental la aplicación puntual y eficaz de las decisiones del Parlamento para salir gradualmente de la crisis en beneficio de la economía nacional y de los ciudadanos griegos».

El presidente del Eurogrupo, Jean-Claude Juncker, advirtió ayer del mal funcionamiento del actual sistema de recaudación de impuestos de Grecia, cuya mejora podría contribuir a que el Gobierno lograse los ingresos que necesita. Además, Juncker reconocío que "la soberanía de los griegos se verá limitada de forma masiva", según declaraciones adelantadas por el semanario alemán Focus, en las que recuerda que Grecia se ha beneficiado durante años del euro. Añade que la propia Grecia "es la culpable" de la actual situación y que, "si ahora es necesario unir fuerzas para recuperar el orden, los griegos deben entender que es necesaria una respuesta colectiva.

Atenas debe vender 5.000 millones de euros en activos estatales sólo este año o arriesgarse incumplir metas fijadas bajo un programa de la UE y el FMI, que podría cortar el flujo de fondos que necesita para mantener al Gobierno funcionando y evitar un cese de pagos de su deuda.

Para colmar el varo, si la “reestructuración suave” de la deuda soberana griega que prepara la Unión Europea conlleva una ampliación obligatoria de los plazos de vencimiento de los bonos helenos en manos privadas, las agencias de calificación Standard & Poor’s Fitch y Moody’s podrían considerar que Grecia es incapaz de hacer frente a sus compromisos de pago. Y, por tanto, decretarían el default. al igual que si la reestructuración fuera voluntaria. Por ello, Juan Carlos Martínez Lázaro, economista del IEB School, explica que “dependiendo de cómo se articule el cambio de deuda de la banca privada francesa por deuda más a largo plazo podría implicar un defult selectivo, no de los tradicionales, es decir, donde no se paga”. Esto podría causar que, “en los próximos días pudiéramos ver cosas como ésta porque la colaboración de la banca privada aún no está definida”.