Las iniciativas probablemente substituirán muchas de las medidas previas del Gobierno. Estas medidas están siendo formuladas en forma conjunta por el Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y el Fondo Federal de Garantía de Depósitos, FDIC, y aseguran que el sector bancario de Estados Unidos estará vinculado al gobierno federal por los próximos años. Uno de los puntos centrales de estas nuevas iniciativas se encuentra un plan según el cual el Tesoro asumiría alrededor de 250.000 millones en participaciones de capital en un número potencial de cientos de bancos, según fuentes familiarizadas con el asunto. Para ello utilizaría fondos aprobados por el Congreso a través del paquete de rescate de 700.000 millones. Además, el FDIC extendería en forma temporal su respaldo desde los depósitos bancarios a nueva deuda prioritaria preferente emitida por bancos y empresas durante tres años.
Eso representaría una ayuda para empresas que han tenido dificultades para recaudar capital sin la ayuda del Gobierno. El FDIC podría también levantar temporalmente los límites de seguros para las cuentas de depósitos bancarios que no devengan intereses. Esto se extenderá sobre el límite de 250.000 millones de dólares por depositante que los legisladores acordaron hace dos semanas. El cambio colocaría a la política estadounidense más en línea con otros países que han ofrecido garantía general a los depósitos para tratar de evitar que los depositantes retiren largas sumas de dineros de las instituciones financieras. Otras medidas incluirían garantías temporales para préstamos destinadas a ayudar a los bancos a prestar el dinero que necesitan para realizar sus actividades. Los funcionarios aún están trabajando en la forma de implementar este plan. A la estela de Europa
El lunes, las grandes potencias europeas - el Reino Unido, Alemania, Francia, España e Italia- presentaron más detalles sobre las medidas para comprar participaciones en bancos en problemas y ofrecer garantías para financiación. El Reino Unido planea emitir alrededor de 37.000 millones de libras esterlinas en nueva deuda gubernamental para pagar las compras de las acciones comunes y preferentes de tres grandes bancos. El Reino Unido también garantizará alrededor de 250.000 millones en deudas bancarias con vencimientos de hasta tres años.