El consejero delegado del Deutsche Bank, Josef Ackermann, asegura que la intervención de los gobiernos en el sistema financiero mediante la compra de activos tóxicos y el rescate de algunas entidades tendría que limitarse en el futuro.

"Debería permitirse quebrar a los bancos, nadie debería tener la certeza de que siempre van a rescatarlo", considera Ackermann.

Asimismo, el banquero de origen suizo recomienda a los líderes mundiales que dejen de preocuparse por las primas que cobran o dejan de cobrar los directivos de los bancos que han recibido ayudas públicas y se centren en otros aspectos fundamentales de la crisis.

En este sentido, asegura que "no defenderá a aquellos banqueros que han cometido grandes errores", pero precisa que el 95% de los empleados del sector financiero "no tienen nada que ver con el origen de la crisis".

Sobre el estado de salud de las cuentas del Deutsche Bank, Ackermann subraya que la entidad no necesita en estos momentos ninguna inyección de capital, aunque apunta que, de ser preciso, optaría por una solución procedente del sector privado.

Deutsche Bank registró en 2008 pérdidas netas de 3.900 millones de euros (5.187 millones de dólares), frente al beneficio récord de 6.500 millones de euros (8.645 millones de dólares) de un año antes.