Primero en EEUU
, donde las últimas estadísticas de empleo y del mercado inmobiliario han revelado datos mejores de los esperados y donde la política monetaria aún sigue siendo ultra-acomodaticia.

En Europa por su parte, los mercados han demostrado su capacidad de superar las distintas crisis políticas (las elecciones italianas, el “accidente” chipriota), respaldados por las declaraciones del BCE del verano pasado. Los mercados han dado la bienvenida a los avances tanto estructurales como coyunturales en Europa: las diferentes medidas de reducción de los déficits estructurales implementadas han permitido reducir el estrés a corto plazo sobre los déficits presupuestarios; las nuevas iniciativas en materia de gobierno europeo (las conversaciones sobre la unión bancaria y las ayudas europeas para los países con mayores dificultades) han sido recibidas favorablemente; finalmente, la menor degradación de los indicadores coyunturales (PMI) durante los tres últimos meses han aportado un soporte significativo a los mercados.

El mes de mayo se caracterizó por una rotación neta tanto en cuanto a las clases de activos como por sectores. De hecho, los activos más seguros, sobre todo las obligaciones de países como Estados Unidos, Alemania o Inglaterra, han registrado subidas en los tipos de interés que han depreciado su valor. Por el contrario, los mercados de renta variable han seguido su recorrido al alza, que empezó hace cerca de un año. La última subida ha tenido lugar principalmente en los sectores desatendidos previamente (los sectores más cíclicos o los financieros) mientras que los sectores más defensivos, los cuales habían registrado subidas netas, han tenido especialmente un rendimiento inferior durante este periodo.

Este cambio en las temáticas está ligado principalmente, a las incertidumbres de la política monetaria, especialmente en EEUU donde el contexto económico ha mejorado. De la misma forma, la zona euro se encuentra en una fase de redireccionamiento y el ánimo de los empresarios ha mejorado significativamente en los últimos tres meses. Estas mejoras deberían conducir progresivamente a una normalización del nivel de los tipos de interés, que se encuentran en niveles excesivamente bajos hoy en día.

El entorno económico de incertidumbre de los últimos meses ha llevado a ciertos activos (las obligaciones de los países centrales y emergentes, los sectores defensivos) a niveles de valoración muy extremos, mientras que otros (las acciones europeas, y en particular las italianas y españolas) han quedado particularmente rezagadas. Estos últimos deberían beneficiarse de un fenómeno de revalorización general de los activos.

Los progresos llevados a cabo en la zona euro en términos presupuestarios y de reducción de costes laborales, permiten pronosticar una continuación de la reducción de las primas de riesgo excesivas en este tipo de activos. Esta es la razón por la cual, a pesar del avance registrado por los fondos tanto en términos de rentabilidad absoluta como relativa, mantenemos esta estrategia considerando que este movimiento debería prolongarse a medida que avance el ciclo.