Desde que la ciudad de Los Ángeles cosechara un beneficio económico de 3.290 millones de dólares por la celebración de los JJ.OO. en 1984, este evento deportivo se ha convertido en un apetitoso pastel para los países que le sirven de sede. Ocho años después, en 1992, Barcelona lograba ganancias por más de 16.500 millones de euros. Y
Pekín también lucha por sacar partido. Los JJ.OO. pasarán pero los estadios, los hoteles, la ampliación del aeropuerto de la capital, la remodelación de las ciudades de Pekín y Tianjin o infraestructuras clave como la nueva red ferroviaria entre estas dos ciudades quedan. Pekín (con 15 millones de habitantes) y Tianjin (con 9 millones de población) serán las urbes más beneficiadas por el evento deportivo, ciudades en las que se ha llevado a cabo una interesante limpieza y reordenación, pero China (con unos 1.400 millones de habitantes y de 10.000 Km2 de superficie) es mucho más, con lo que el impacto de las Olimpiadas se relativiza mucho. Y este es uno de los argumentos que esgrimen quienes consideran que el país logrará evitar la resaca económica post-olímpica. En este punto, conviene tener en mente dos datos. El primero, que la economía de China -la cuarta más grande del mundo- es 16 veces el tamaño de la de Grecia, que fue el anfitrión de los Juegos en 2004, y ocho veces la de Australia, donde se disputaron los de 2000. El segundo, que Pekín responde sólo del 3,5 por ciento del PIB de China
y que los gastos de capital relacionados con los JJ.OO. han supuesto tan sólo el 1 por ciento de la inversión a escala nacional en el periodo de preparación de los mismos: 2003-2007. En definitiva, frente a quienes creen en la explosión de una posible burbuja en la economía de Pekín –al finalizar las grandes inversiones en inmobiliaria e industrias dependientes de los JJ.OO.- se opone la idea de que el enorme tamaño del país, el continuo aumento del gasto del consumidor y el fuerte interés inversor seguirán jugando a favor de China cuando se apague la antorcha. Y para entonces, la presencia de la llama olímpica puede haber dejado tras de de sí un antes y un después en la economía y quizás un reforzamiento de la marca “China”.La marca ChinaSer organizadora de un evento deportivo del calibre de unos JJ.OO. ha supuesto para China un “lavado de cara” –al margen de la polémica por la situación en el Tibet-. Los patrocinadores chinos buscan abrirse al mundo y darse a conocer algo más a través de Pekín 2008. Es el caso de compañías como Haier Group, el primer fabricante chino de electrodomésticos, que ha impulsado, sobre todo, la subsede náutica de Qingdao. Y las grandes marcas internacionales, por su parte, buscan a través de la cita deportiva afianzar su posición y abrirse paso en el país anfitrión. De las doce empresas que conforman el grupo de “Patrocinadores Mundiales de las Olimpiadas” sólo una de ellas, Lenovo, es de origen chino. La empresa de computadoras -que en 2005 compró el negocio de ordenadores personales de IBM- ganará con ello reputación para sus productos, presencia como empresa global y, según medios chinos, unos 65 millones de dólares en beneficio. Pero la mayoría de los patrocinadores son estadounidenses, a excepción de Panasonic (japonesa), Samsung (coreana), Omega (suiza), Manulife (aseguradora canadiense con más de 7.200 agentes en China y Taiwán) y Atos Origin (francesa). Esta última puede ser una opción de inversión interesante, a juicio de Pablo García, de ODDO, por “valoración bursátil e incluso desde el punto de vista del efecto que puede tener China en sus resultados”, donde “podría tener una proyección después de los Juegos”. García destaca que la presencia de Atos Origin como patrocinador olímpico “no sólo es un tema publicitario, sino que tiene en los Juegos un trabajo específico”: el desarrollo del sistema de tecnología de la información del evento. Y es que, como socio tecnológico mundial para los JJ.OO., la compañía diseña, construye y opera el amplio sistema que retransmite los resultados de las pruebas.Socios olímpicos estadounidensesCoca Cola, General Electric, Johnson & Johnson, Eastman Kodak, McDonald´s y Visa. Son las seis multinacionales estadounidenses socios mundiales de las Olimpiadas. Todas esperan que Pekín 2008 les permita ganar presencia en el enorme mercado chino, donde MaiDangLao –que así se llama McDonald´s en el país- ya tiene más de 800 restaurantes, a los que agrega 100 por año. La cadena de comida rápida y Coca Cola serían las escogidas por Diego Escribano, director de gestión de Fortis Banca Privada, si tuviese que elegir dónde invertir entre este selecto grupo de patrocinadores, pese a que las dos cuentan con “unos múltiplos algo elevados”. De McDonald´s destaca que “su crecimiento le viene ahora de la gran demanda que supone Asia, donde espera un incremento de ventas del 6,3 por ciento para 2008, frente al 3,9 por ciento de EE.UU”. Por lo que toca a Coca Cola –siempre en el podio de las marcas más reconocidas- Escribano deja claro que “tiene que renovarse bastante en cuanto a productos” y que, pese a no descartar estar en la compañía, su preferida en el sector de comida y tabaco es Phillip Morris Internacional. Entre tanto, Juan Carlos Castillo Montero, director de análisis de Capital Bolsa, destaca que los JJ.OO. de China impulsarán las ventas de Coca Cola en el país en torno a un 20 por ciento frente al último ejercicio”. Para ambos expertos, la recomendación sobre Eastman Kodak, General Eléctric y Visa pasa ahora mismo por no estar. En el caso de la primera –que dejará de ser patrocinador olímplico tras Pekín 2008- porque se encuentra en un proceso de reestructuración muy fuerte hacia un negocio 100 por 100 digital, cuyo éxito está por ver. En el de la segunda, por el bache económico que atraviesa. El fuerte crecimiento de General Electric en China –supone un 2,5 por ciento de sus ventas- no convence a los analistas a la hora de apostar por el valor. El gigante industrial sufre en sus cuentas el deterioro del mercado estadounidense y de su división financiera, lo que le ha llevado a rebajar previsiones de beneficio para todo el ejercicio. Pero la espada de Damocles que se cierne sobre su cabeza no es otra que el hecho de que se cuestione su rating de deuda triple A. Por lo que toca a Visa, la compañía es consciente de que el uso de “dinero de plástico“ apenas está empezando en China y cree que las olimpiadas le pueden abrir la puerta al gigante asiático. A largo plazo, su proyección de ingesos es brillante – a juicio de Castillo Montero- “con un crecimiento anual esperado en las transacciones por tarjetas de crédito en EE.UU del 11 por ciento“, pero a corto plazo, Escribano cree que “sus márgenes están un poco comprimidos“. Al sexto socio olímpico estadounidense, Johnson & Jonson, Fortis le otorga un precio objetivo de 74 euros, además de un crecimiento superior al 8 por ciento en los próximos cinco años.Más patrocinadores a la sombra de los JJ.OO.Al margen de los doce patrocinadores mundiales de las Olimpiadas son muchas las empresas que se han erigido en socios o sponsors de esta cita deportiva puntual: de Beijing 2008. Es el caso de firmas tan conocidas como la minera australiana BHP Billiton -que proporcionará las materias primas para las medallas de los Juegos Olímpidos y Paraolímpicos-, de Adias, de Volkswagen o de UPS. Esta última ve el evento deportivo como un paso más en su “objetivo de convertirse en la principal compañía del mundo en logística y envío de paquetería hacia, desde, o dentro de China“, según David Abney, presidente de UPS Internacional. Como inversión, Diego Escribano cree que no es un buen momento para estar en el valor porque “cotiza a múltiplos elevados” y por el suave crecimiento que arroja su negocio estadounidense, “donde tienen bastante difícil trasladar a sus clientes el aumento del coste de la gasolina”. Eso sí, a su favor juega su diversificación y su estricto control de costes.Los productos deportivos de Adidas no podían faltar en un acontecimiento como el que albergarán este mes de agosto junto a Pekín las ciudades de Qingdao, Tianjing, Shanghai, Shenyang y Qinhuangdao, mientras que Hong Kong acogerá los eventos ecuestres. La firma alemana, que equipará a la selección china, al personal técnico y a los voluntarios y que ha superado con creces a Nike en el mercado asiático, no está entre las apuestas para los próximos meses de Pablo García, responsable de renta variable de ODDO en España. Cree que no es momento para valores de consumo como Adidas. En cuanto a Volkswagen, que proporcionará una flota de 6.000 vehículos para los Juegos, García considera que la alemana “está cara frente a su sector”. La frontera entre JJ.OO y economía es muy estrecha. Los Juegos pasarán, pero dejarán muchas cosas. Cuanto menos, acapararán la atención de millones de personas sobre China. Todos ellos, potenciales inversores.