A primera vista, esta adquisición, dirigida por el gobierno estadounidense y por la Reserva Federal para evitar un contagio al conjunto de los mercados financieros, puede ser considerada como más beneficiosa para el conjunto del mercado financiero que para el JP Morgan.Absorber un actor víctima de una grave crisis de confianza en un clima de extremo nerviosismo, que acarreará gastos de 6.000 millones de dólares, no parece una operación brillante.Pero los analistas saludaron el lunes esta compra, poniendo el acento en el bajo valor de la adquisición y en la calidad de los equipos del Bear Stearns.Por otra parte, la adquisición incluye el edificio del Bear Stearns, un inmueble situado en la prestigiosa Madison Avenue de Nueva York, valorado en 1.200 millones de dólares.El mercado
confirmó la interpretación positiva de la intervención de JP Morgan. La acción del banco subió 10,3% el lunes, a 40,31 dólares, en la primera sesión tras el anuncio de la compra.Para el presidente del banco, Jamie Dimon, es la ocasión de volver al primer plano, diez años después de haber salido del Citigroup, donde era entonces el número dos, al cabo de desavenencias con el presidente, Sandy Weill.Dimon puede jactarse de haber limitado las pérdidas ocasionadas a su banco por las hipotecas de riesgo, a diferencia de la mayoría de sus grandes competidores.A pesar de una baja en un tercio de las ganancias en el cuarto trimestre y de depreciaciones por 1.300 millones de dólares, JP Morgan registró un aumento de sus ganancias del 6% en 2007, a 15.500 millones de dólares.JP Morgan ha escapado hasta ahora a una recapitalización
, a la que tuvieron que proceder Citigroup, Merrill Lynch, Morgan Stanley y Bear Stearns, aunque en el caso de este último no haya servido de mucho.Al posicionarse como salvador de Bear Stearns, JP Morgan retomó contacto con su prestigioso pasado.Hace apenas cien años, en octubre de 1907, John Pierpont Morgan, personaje eminente de las finanzas estadounidenses y fundador del banco que lleva su nombre hasta hoy, logró evitar el derrumbamiento del sistema financiero.Cuando aparecieron en Nueva York los primeros síntomas de un pánico bancario, con centenas de ahorradores corriendo a las ventanillas de los bancos para retirar sus fondos, John Pierpoint Morgan logró coordinar los grandes bancos y el Departamento del Tesoro para estabilizar el conjunto.El episodio desembocó cuatro años más tarde en la creación del sistema de la Reserva Federal y el estreno del mecanismo de prestador en última instancia, cuya eficiencia quedó de relieve en el rescate de Bear Stearns, que de otro modo estaba condenado a la quiebra.