Come no come perro, dice el refranero popular. En el caso de Bankinter, su departamento de análisis ha vuelto a aconsejar a sus inversores comprar algunos títulos del sector bancario siempre y cuando sigan una serie de factores que invitan al optimismo en 2021 y 2022. Según la propia entidad, la banca arrastra problemas como los tipos de interés bajos, una rentabilidad sobre recursos propios (RoE) reducida, la digitalización y una morosidad al alza debido a la pandemia.

Bankinter reitera comprar bancos de forma selectiva y oportunista y apuesta por BBVA

Entre los factores que invitan al optimismo a los analistas de Bankinter está la vuelta a la normalidad en la política de remuneración a los accionistas vía dividendos y/o recompra de acciones, tras el previsible visto bueno definitivo del Banco Central Europeo (BCE) en septiembre, la recuperación macroeconómica, el repunte en la rentabilidad de los bonos es un soplo de aire fresco para la principal fuente de ingresos del sector que es el margen de intereses y el movimiento de consolidación que se está produciendo en el sector.

Desde la entidad que dirige María Dolores Dancausa ponen como ejemplo a Caixabank y Bankia en España, Intesa y UBI y Crédit Agricole y Creval en Italia que conlleva mejoras de eficiencia y rentabilidad claras gracias a las sinergias de costes.

“Nuestra estrategia de inversión se centra en aquellas entidades que cumplen los siguientes requisitos: ratios de solvencia CET1 superiores a la media (exceso de capital) que permiten implementar una política de dividendos atractiva (superior al 4%) y sostenible en el tiempo: ING, Intesa, Credit Suisse y BBVA, modelos de negocio ligados a la evolución de los mercados como Morgan Stanley, Deutsche Bank y en menor medida BNP Paribas, y aquellas entidades que presentan un binomio rentabilidad/riesgo atractivo como Citigroup (exposición a emergentes y crédito al consumo en EEUU con múltiplos de valoración atractivos) y JP Morgan”, indica el analista Rafael Alonso.

En lo que va de año, la estrategia de inversión funciona porque la rentabilidad acumulada asciende a un 17,6% en ING, un 12,1% en BNP, un 10,7% en Morgan Stanley, un 10,3% en Intesa, un 6,7% en Deutsche Bank y un 4,7% en Citigroup. En su cartera de bancos excluyen a Unicaja (-4,8%) e introducen a JP Morgan (+16,7%), Credit Suisse (+11,5%) y BBVA (+11,6%). Bankinter también ve atractivo en el sector a través de los fondos de inversión Fidelity Global Financial Servicies y BGF World Financials. 

Peso a los sectores cíclicos

La mejora macroeconómica aumenta el apetito inversor por sectores cíclicos/value que se traduce en múltiplos de valoración superiores y/o riesgo percibido inferior. 

Desde Bankinter recomiendan también otros sector cíclicos como las aerolíneas IAG y Ryanair, los hoteleras Marriot, Intercontinental Hotels, Accor, Meliá, las compañías industriales Acerinox, CAF, ArcelorMittal y Ence, la petrolera Repsol, las aseguradoras Axa, Allianz, Catalana Occidente y Mapfre, las automovilísticas y fabricantes de autopartes CIE Automotive, Gestamp, Daimler, BMW, Tesla, las gestoras de infraestructuras Aena, Vinci y Union Pacific y las compañía de logística Maersk y Deutsche Post.

En sectores de crecimiento estructural sus compañías favoritas son tecnológicas, renovables y de consumo o de lujo. En ese segmento seleccionan a compañías como Nvidia, ASML, TSMC, Micron Tecnologies, Intuitive Surgical, Salesforce, Activision, EA, Take-Two, Zynga, Acciona, ENEL, Iberdrola, RWE, Inditex, Adidas, L'Oreal, LVMH, Kering, Hermés, H&M, PVH, VF Corp y Nike.

Mientras que los sectores defensivos (utilities, alimentación, salud,..) pierden atractivo para los inversores en un entorno de aceleración del ciclo económico y repunte en rentabilidad de los bonos. Muchos de los ingresos de estas empresas están regulados o tienen una baja correlación con el ritmo de actividad económica. Además, muchos de estos valores reparten una gran parte de sus beneficios en dividendos, reforzando su carácter de 'aproximación a los bonos' El repunte en rentabilidad de los bonos supone un factor añadido de pérdida de atractivo para los inversores.