Realmente ya llevamos tiempo escuchando este tipo de augurios, pero la bolsa americana sigue como “un tiro”, a un paso no excesivamente rápido pero sí muy estable y continuado, con un crecimiento más que sostenido -al menos por el momento-. Sin duda
, gran parte del mérito proviene de las compras de activos sin precedentes realizadas por la Reserva Federal y por los tres años seguidos de crecimiento en los beneficios empresariales, lo que ha provocado tal impulso en la bolsa de Nueva York
que el S&P500 se ha más que doblado desde los mínimos de 12 años marcados en Marzo de 2009.

A pesar de la reciente alegría en la bolsa española, “la reina” -o la verdadera referencia- de las bolsas occidentales sigue siendo la americana, aunque a muchos inversores todavía les cuesta mirar más allá de nuestras fronteras. Desde hace tiempo todo se puso a favor de las revalorizaciones bursátiles, exceptuando algunos mercados problemáticos, como Grecia, Portugal, España… por citar los más próximos y conocidos, pero Alemania o Estados Unidos, dos grandes países que son referencia para muchos, han sorteado la crisis -cada uno a su manera- y han presentado unas oportunidades de inversión gigantescas. Pero lo que el lector se preguntará es si hoy sigue siendo así. En mi modesta opinión y centrándome más en la bolsa americana -ya que está de celebración por esos nuevos máximos-, creo que en términos de beneficios podemos decir que está en torno a su media histórica, que el sector inmobiliario lleva ya varios meses despertando de su largo letargo, aupado por un sector financiero que funciona tras rescatarse ágilmente allá por los años 2008-2009, y que la diversidad de sectores y empresas que tiene EEUU es digno de elogio. Pero lo que aún es más importante es la determinación de la FED en continuar con la compra de activos -previsiblemente hasta finales de este año 2013- hasta que el desempleo haya caído o esté encaminado hacia niveles pre-crisis, esto es hasta prácticamente el 5% frente al 7.6% actual. Este empuje supone 85.000 millones de dólares al mes en compras, que no son otra cosa que creación de dinero que llega al sistema y que sirve para aumentar el precio de los activos elegidos a comprar, en su mayoría bonos de Estados Unidos. Pero que indirectamente aumenta el valor de otros activos como la renta variable.

¿Por qué puede aumentar el valor de la renta variable? Simplificando mucho el análisis: porque no hay alternativa. Esto es lo que he podido escuchar in situ en reiteradas ocasiones y durante los últimos meses a las principales gestoras de fondos internacionales. Teniendo en cuenta que los depósitos en EEUU apenas ofrecen retorno porque los tipos están en mínimos (0-0.25%) -no hablemos de los depósitos en Europa o España, que remuneran algo más que en Estados Unidos, pero que hoy son más vulnerables tras conocerse el caso chipriota, con limitaciones en las rentabilidades “recomendado” por el Banco de España…-, y que los cupones de la renta fija también son muy reducidos por las compras masivas de la FED, dado que el mercado de bonos fue el primero en reaccionar, primeramente recuperándose el valor perdido y hoy seguramente presentando cierta sobrevaloración o, al menos, poco potencial, parece que efectivamente no hay alternativa. De hecho, éste era el propósito de la FED, al tiempo que los tipos están bajos y se rescata al sector financiero, las empresas pueden financiarse más barato, aumentar sus márgenes y beneficios -tal y como hemos visto a lo largo de los últimos tres años- y contratar más personal, reduciéndose la tasa de paro, incrementándose el consumo y propulsando la recuperación, con tasas de crecimiento previstas para este 2013 en el entorno del 3% en EEUU, para que, finalmente, todo ello desemboque en una mayor confianza y empuje a las personas a ser inversoras y tomar más riesgos por naturaleza.

Todo apunta a que la inercia sigue siendo positiva en la bolsa americana y que el siguiente escollo a salvar sea el fin de los estímulos de la FED, donde el mercado habrá de testearse -al igual que ha sucedido en España tras el fin de la prohibición de los cortos, aunque sean situaciones diferentes-. Aún hay tiempo, y teniendo en cuenta la determinación de Bernanke en llevar hasta el final todas las “armas” a su alcance en materia de política económica, parece que aún deberían de quedar años buenos para la bolsa de Estados Unidos -con la FED y sin la FED-, siempre y cuando los beneficios empresariales sigan creciendo a un ritmo similar a la bolsa y la tasa de paro vuelva a niveles normales, ya que de lo contrario la burbuja de la que algunos advierten podría convertirse en realidad. Lógicamente hay riesgos, y siempre los habrá. Tensiones geopolíticas en Corea, Irán… más crisis en Europa y resoluciones “sorprendentes” y preocupantes para todos, que la inflación aumente a un ritmo superior a la recuperación -lo cual parece difícil a día de hoy-, el frenazo de algún emergente como China o Brasil -también lejano hoy por hoy pero no descartable- o cualquier hecho imprevisto, que de hecho son los que más daño hacen a los mercados y que, como su nombre indica, no podemos prever. Aún con todo, la FED ha medido bien los riesgos y ha calculado con bastante precisión la creación de dinero necesaria para estimular la economía sin generar la temida inflación que los hubiera conducido a una segunda recesión sin solución. Diría que estamos a mitad de camino y que las condiciones actuales nos siguen impulsando a asumir más riesgos, al menos en lo que a Estados Unidos se refiere. Europa y otras regiones son otra historia de la que tendremos que hablar.