Walt Disney se encuentra en una situación más que comprometida en estos momentos a cuenta de la legislación de Florida donde se encuentra, en Orlando uno de sus parques más emblemáticos. Sus problemas iniciales, que ya les habíamos contado, pasaban por la política de neutralidad política auspiciada por su CEO Bob Chapek desde su llegada a lo más alto de la compañía en febrero de 2020.
Una situación que se ha vuelto en contra con la ley auspiciada por los republicanos que gobiernan el estado “No digas gay” que tras las protestas de los trabajadores sobre la normativa que impide que las escuelas del estado enseñen a los niños orientación sexual o identidad de género y que ha recibido el rechazo de la comunidad LGTBI.
Tras la neutralidad inicial y ante el clima negativo creado en la compañía, Chapek decidió posicionarse a favor del colectivo y cesar las contribuciones de la firma a numerosas campañas de los republicanos. La contrapartida política, ha llegado de la mano del proyecto de ley que puede acabar con la configuración legal especial de Disney, que le permite funcionar como si fuera un gobierno independiente en sus parques temáticos de Orlando.
Esta situación ya se refleja en la cotización del valor, que se muestra como el tercer peor valor del Dow Jones en lo que va de año y que amenaza con enturbiar en mayor medida la recuperación tras la pandemia, tras marcar sus mínimos del último año, con recortes del 8,3% en las últimas cinco sesiones, del 15,5% en el mes, del 14,7% las caídas en los tres meses precedentes y del 24,3% en lo que va de año. La caída interanual alcanza el 36,4% para Disney.
El denominado Reedy Creek puede asestar un golpe más que significativo en Disney, que por una normativa especial creada en mayo de 1967 le otorga a la compañía el control sobre la tierra de los parques temáticos de la compañía en Florida. La recompensa para el Estado fue el cambio de su base de operaciones desde California. Desde ahí crecieron sus cuatro parques temáticos, dos acuáticos y un complejo deportivo en la zona.
Sus competencias van desde la recaudación de impuestos a las elevas exenciones fiscales y el control del agua y la luz, entre otros, sumado a la falta de burocracia para todas las novedades que introduzca en la zona que se conduce como un pequeño núcleo de gobierno cuanto menos autónomo.
De cumplimentarse en su integridad, esta situación de privilegio para Disney se acabaría el 1 de junio de 2023, con los problemas que llevaría consigo. Pero tampoco hemos de olvidar una de las grandes bazas a favor de la compañía: se trata de uno de los empleadores más importantes de Florida, sino el mayor.
Todo ello con la vista puesta en la presentación de resultados de la firma que se producirá el próximo 11 de mayo en su primer trimestre fiscal del presente ejercicio. Las estimaciones de ganancia por acción son de 1,22 dólares por título, con una mejora sustancial frente a los 0,79 dólares cosechados el pasado año en ese mismo trimestre. Para todo el año fiscal, las estimaciones de Zacks apuntan a los 4,52 dólares por acción.
En cuanto a recomendaciones, desde TipRanks de los 21 analistas que siguen el valor, 16 optan por comprar y 5 por mantener con un precio objetivo medio de 186,79 dólares por acción, lo que le ofrece un potencial al valor para los próximos 12 meses de media del 59,5%.
En cuanto a las individuales, desde Morgan Stanley otorgan sobreponderar el valor con precio objetivo de 170 dólares por acción. Considera su analista Benjamin Swinburne que Disney está implementando la tecnología t las herramientas operativas en sus parques que deberían impulsar un mayor crecimiento y márgenes al alza. De hecho, vislumbra un periodo de varios años con un crecimiento sólido en sus parques temáticos, lo que ayudaría a crear un soporte para sus acciones.
Desde JPMorgan, también apuestan por sobreponderar el valor en bolsa con PO de 175 dólares mientras que Rosenblatt rebaja su precio objetivo hasta los 177 dólares por acción, pero mantiene su pronóstico de compra de sus acciones en el mercado.