La inversión a través de dividendos es una opción interesante para aquellos ahorradores conservadores y que no quieran dedicar mucho tiempo a la gestión de su patrimonio en un entorno de reducidos tipos de interés en el que la renta fija obtiene retornos bajos o negativos, y la mayor parte de planes de pensiones no baten a la inflación y ni a la renta variable en el largo plazo. Además es fácil para aquellos inversores que quieren recibir rentas periódicamente, más allá de la situación de los mercados.

Pero invertir a través del dividendo también entraña riesgos y además hay trampas y mucho marketing por parte de las empresas que más premian a sus accionistas. En primer lugar, cuando se cobra el dividendo en metálico, este pago se descuenta de forma automática sobre el precio de cotización de las acciones, por lo que en realidad tenemos el mismo capital y además, hay que tener en cuenta que, los dividendos tributan un 19% ante la Agencia Tributaria. Si el dividendo se cobra a través de nuevas acciones el inversor tampoco habrá ganado, ya que hay más acciones en circulación aunque el beneficio de la empresa continúa siendo el mismo.

Invertir en dividendos, ¿protección ante las caídas o estrategia para captar al minorista?

“Las grandes empresas pagan un buen dividendo y lo anuncian para atraer a su accionariado a inversores incautos. Así de simple. La mayoría de estas empresas están gestionadas por directivos que no son dueños de ella y tienen un gran capital flotante, por lo que necesitan a los pequeños inversores para que sus acciones suban, y así poder cobrar sus incentivos ligados al precio de las acciones. Además normalmente estas empresas tienen negocios con bajos retornos medios sobre el capital empleado”, comenta con tono crítico Lorenzo Serratosa, consejero delegado de la empresa de asesoramiento financiero Kau Markets EAFI.

Más allá de la rentabilidad por dividendo, los expertos de la firma de análisis de fondos de inversión Morningstar apuntan que el ‘payout’ es un ratio más correcto para analizar la política de retribución a los accionistas de una compañía frente a la rentabilidad por dividendo. Este porcentaje relaciona los dividendos que da la compañía y el precio de sus títulos en bolsa mientras que el ‘payout’ es simplemente el dividendo de una compañía dividida por sus beneficios.

“Si una compañía paga por ejemplo dos euros por acción y consigue beneficios de cinco euros por acción, dos entre cinco es 0,4 o el 40%, ese es el ‘payout’. Hay una gran correlación entre un ‘payout’ ratio alto y una alta rentabilidad por dividendo, pero el ‘payout’ también da una perspectiva sobre si la empresa está o no está dedicando una parte significativa de sus beneficios al dividendo, proporciona un marco para evaluar si ese dividendo es seguro o no y sí probablemente continuará creciendo o no”, explican los analistas de la firma estadounidense.

Es el caso, por ejemplo, de lo que le ocurre este mismo año a DIA. La cadena de supermercados acumula un desplome en el Ibex 35 del 80,6% en 2018, el precio de sus acciones está en el en torno de los 0,8 euros y repartió en julio 0,18 euros brutos por acción como dividendo, lo que supone una rentabilidad por dividendo del 23,3%, muy por encima de la rentabilidad por dividendo que tienen por ejemplo empresas como Endesa, Enagás o Naturgy, la antigua Gas Natural.

Crecer o no crecer

El célebre inversor Warren Buffett ha asegurado en alguna ocasión que cuando realiza una inversión busca negocios sólidos y estudia las ventajas competitivas que tiene la compañía frente a sus competidores, con el objetivo de ganar dinero con el paso del tiempo, más allá del dividendo. De hecho, su sociedad de inversiones, Berkshire Hathaway, la mayor empresa por capitalización del mundo sin incluir al sector tecnológico, nunca ha repartido dividendos y eso a pesar de que se revaloriza un 72% en los últimos cinco años.

“Muchos inversores se fijan exclusivamente en la rentabilidad por dividendo que tiene una empresa al comprarla. A precio más bajo, más rentabilidad por dividendo obtendrá el inversor. Sin embargo, es tremendamente importante reflexionar sobre la evolución del dividendo. A veces puede ser mucho más rentable una empresa que pague un dividendo bajo, pero que crezca mucho con el tiempo, que otra empresa que pague un dividendo alto, pero que termine no siendo sostenible. En el segundo caso, podríamos estar frente a una trampa de dividendo”, comentan desde SelfBank.

La mejor opción pasa pues por centrarse en los rendimientos totales de las acciones, no sólo en los dividendos. Desde la gestora estadounidense Fisher Investments remarcan que “los dividendos son sólo una forma de devolver efectivo a los accionistas”, pero no importa si el efectivo llega a través de una toma de beneficios o de los dividendos.

La selección de una cartera de compañías con alto dividendo también comporta alta concentración en sectores como el eléctrico, el de servicios públicos o ‘utilities’ o el de telecomunicaciones, mientras que otros sectores como el tecnológico están muy centrados en el crecimiento y el desarrollo de nuevos productos y no suelen ofrecer grandes pagos a sus accionistas.

Serratosa recomienda que en un momento como este para aquellos perfiles más conservadores un camino acertado sería “diversificar por estrategias, es decir, meter en nuestra cartera fondos con estrategias long/short o retorno absoluto. Esto nos permite, con muy baja volatilidad, obtener rentabilidades por encima de las de la renta fija manteniendo una diversificación adecuada. Hoy en día existen en el mercado fondos de este tipo que utilizan criterios ‘value investing’ en su selección de valores lo que los hace muy adecuados para este tipo de inversor”.

Dividendo y buena evolución

Lo más idóneo para los perfiles a los que les sigue atrayendo el dividendo pese a las complicaciones que entraña es encontrar compañías con crecimientos sostenibles en el tiempo y que a la vez sean ‘generosas’ con su retribución. En Wall Street hay algunos ejemplos como la fabricante de componentes tecnológicos Cisco con una rentabilidad acumulada en los últimos cinco años del 101%, un retorno por dividendo del 3,2% y un ‘payout’ del 49,4%. Microsoft, por su parte, se revaloriza en el mismo período un 202%, da un dividendo del 1,7% con un ‘payout’ del 43,4%.

La banca es el sector de Wall Street más generoso con sus accionistas, con un rentabilidad por dividendo del 3,37%, por encima del 2,55% de las ‘utilities’ y del 2,4% de las empresas de materias primas. El banco JP Morgan se revaloriza un 97% en en último lustro, con una rentabilidad por dividendo del 3,09% y un ‘payout’ del 35%.

 

 

Para aquellos que quieran evitar el riesgo divisa, en Europa también hay algunos ejemplos de compañías con alto dividendo y crecimiento a largo plazo en bolsa, aunque hay que descartar algunos ‘reyes’ del dividendo conocidos como el banco italiano Intesa Sanpaolo o la inmobiliaria Unibail-Rodamco, ambas por encima del 7% en rentabilidad por dividendo.

Un buen ejemplo es la matriz de Endesa, la italiana Enel, con un rendimiento en bolsa en el último lustro del 38%, un retorno vía dividendos del 6,3% y un ‘payout’ del 70%. La aseguradora francesa AXA tienen un retorno sobre dividendos del 5,9% con un porcentaje sobre el beneficio del 49% y se revaloriza un 20,8% en los últimos cinco años.

En el mercado doméstico también hay oportunidades sobre todo si se analiza la agresiva política de dividendos del sector energético. Red Eléctrica ha pasado en los últimos cinco años de cotizar a un precio de 11,4 a los 18,6 euros actuales con una evolución bursátil cercana al 63%. La compañía que lidera el exministro socialista Jordi Sevilla tiene una rentabilidad por dividendo del 5,5% con un ‘payout’ del 65%.

Iberdrola, también tiene un retorno del 4,85% vía retribución al inversor, con un ‘payout’ del 63,36% y acumula un alza del 42% en el Ibex 35, Naturgy se revaloriza un 27% y su pago renta un 6,3% con un ‘payout’ del 65%, y en el caso de Enagás llega al 20% en bolsa, su retorno es del 6% y el ‘payout’ es del 78%.

El plan estratégico de Naturgy hasta 2022 contempla dar entre el 90% y el 100% de sus beneficios en forma de retribución al accionista, algo que ya hace Endesa. La eléctrica participada por Enel anunció este mismo mes que reducirá su dividendo para hacer frente a un nuevo ciclo energético desde el 100% actual al 80% en 2021.

Este reportaje se publicó íntegro en la edición en papel de la revista de Estrategias de Inversión del mes de noviembre.