Por si fuera poco, Alcoa inició el lunes de forma oficiosa la temporada de resultados del cuarto trimestre y eso puede resultar en buenas, o malas noticias, en función de cuál sea la imagen que den en su conjunto la evolución de las cuentas de las cotizadas americanas. El consenso espera una caída de entre el 4 y el 5% del beneficio por acción del S&P 500 para el pasado trimestre debido al desplome en las cuentas de las compañías de energía.


Los analistas de
JP Morgan explican que “como siempre, las estimaciones se han estado revisando a la baja. El beneficio por acción del S&P500 que espera el consensus de analistas para el cuarto trimestre ha bajado desde 30,8 dólares hace tres meses hasta 29,3 dólares ahora, de forma que se espera una del -4% respecto al mismo periodo del año anterior.. Incluso quitando el sector de Energía el crecimiento de beneficios sería solo del -0.7%”. A pesar de eso los expertos de la firma apuntan que “las revisiones a la baja de estimaciones que se ha ido haciendo, y la corrección del mercado hace que sea más fácil ver una reacción positiva. Pero que se cumplan las estimaciones actuales implica que será el peor trimestre en el crecimiento de beneficios desde que se dio la vuelta el ciclo en el 2009”, recuerdan.

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Según los datos de Goldman Sachs, si en 2014 el sector de la energía representaba alrededor de un 12% (13 dólares por acción) de todo el S&P 500, este año la contribución será negativa. En concreto esperan que el sector reste 15 dólares al beneficio por acción del índice.  Será la primera vez  en los últimos 48 años que esta industria obtenga pérdidas operativas.

Por sectores

Para Link Securities “la temporada de presentación de resultados puede ser un arma de doble filo. Si bien está descontado que las compañías del sector energético presentarán cifras muy pobres, está por ver qué son capaces de presentar las compañías de otros sectores y, sobre todo, qué es lo que tienen que decir sus directivos sobre el devenir de sus negocios”.

En la entidad recuerdan que además de Alcoa, esta semana presentan sus cifras dos pesos pesados del sector financiero estadounidense: JP Morgan y Wells Fargo, entre otras. Ellos piensan que “será muy interesante comprobar lo que sus gestores tengan que decir sobre el potencial efecto en sus cifras de negocio de las subidas de tipos oficiales en EEUU; la ya llevada a cabo y las que están por venir”

De hecho, para los expertos de Citi, la desaceleración económica  global ya está teniendo efecto sobre los beneficios de las compañías independientemente de si están ligados a la energía, o no.. En opinión de Tobias Levkovich, estratega de Citigroup en EE.UU.,  “los márgenes de las compañías ya comienzan a mostrarse presionados tras la subida de tipos y la incertidumbre derivada del año presidencial”.  El propio experto, casi siempre optimista con respecto a Wall Street, cree que quizá sea hora para los inversores de buscar rentabilidad en otros lugares.

En este entorno, Goldman Sachs ya han reducido las previsiones de beneficio por acción del S&P 500 para los ejercicios 2015, 2016 y 2017. Para el pasado ejercicio esperan que la ganancia por título caiga un 7%, para pasar a crecer un 11% este año y un 8% el próximo.

Objetivos de Goldman Sachs


De hecho, estos expertos recuerdan que la industria ligada al petróleo hundirá los beneficios del cuarto trimestre en Wall Street y hará de 2015 el año más débil en cuanto a resultados en este país desde 2008. Eso sí, sin tener en cuenta la energía, el beneficio por acción del S&P 500 crecería un 7% en 2015, dicen estos expertos.

Sin embargo, en Citi –así como en otras entidades- creen que la situación se resolverá en los próximos meses. De hecho, para 2016 esperan un crecimiento del beneficio por acción del S&P 500 en 2016 del 7,1%, por encima del de 2015, gracias a que la comparación de las cuentas del sector de la energía ya no será negativo.

Por otro lado, las ventas del selectivo podrían haber descendido un 3% el año pasado como resultado de la caída del 35% de los ingresos en la industria de la energía y por la apreciación de más de un 10% del dólar, dicen en Goldman Sachs. La cifra es inferior a la media de crecimiento establecida desde 1990.

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