Es obvio que el Producto Interior Bruto (PIB) en términos reales se configura como la variable más válida a la hora de medir la importancia relativa de una determinada economía, además de porque engloba todas las partidas implicadas en la actividad, porque su metodología de cálculo es común a nivel mundial y, además, su frecuencia y disponibilidad es lo suficientemente alta como para poder realizar las comparativas “en tiempo real”. Sin embargo, las limitaciones se constatan a la hora de establecer una clasificación entre países, toda vez que ésta sólo puede realizarse en una única unidad monetaria. Como es habitual, el dólar es la referencia elegida, por lo que se procede a convertir todas las cifras a su contravalor en la divisa estadounidense. Y es en este punto en el que surgen las distorsiones. Y es que, la volatilidad anual del dólar se sitúa, en media, en el 10%, una magnitud que supera ampliamente el crecimiento del PIB mundial. Es decir, que en un determinado año, la evolución del tipo de cambio es más relevante para explicar el crecimiento del PIB en dólares que el propio crecimiento en moneda local.
 
Este es el caso, por ejemplo, de lo observado entre 2001 y 2004, período en el que el euro se apreció contra el dólar en algo más de un 50%, lo que implica que aunque en euros el PIB de la zona euro sólo avanzó un 5,2%, esta cifra se eleva de forma considerable si lo convertimos en dólares. Es verdad que este período muestral es extremo, pero pensamos que refleja en gran medida las distorsiones que supone homogenizar el PIB en dólares corrientes y, en consecuencia, los matices y limitaciones a la hora de establecer un ranking, sobre todo si se pretende realizar una análisis dinámico a corto plazo.
 
En la tabla 1 se detallan las principales economías según esta estadística, donde la primera conclusión que podemos extraer es el grado de concentración en los principales países. Así, un solo país (EE.UU.) supone el 21,9% del PIB mundial, porcentaje que se eleva por encima  del 40% simplemente con que se le sumen China y Japón. Apenas unos 15 países, equivalen al 75% del PIB mundial.

La segunda reflexión que se puede realizar es que entre los 10 primeros países aparecen ya cuatro de los denominados países emergentes: China, cuyo PIB es ya el segundo del mundo, Brasil, Rusia y la India. Pero, además, varias economías “en vías de desarrollo” se sitúan en los primeros puestos de la clasificación: México, Corea, Indonesia, Turquía y Arabia Saudí, entre las que suponen un 6,6% del PIB mundial.
 
La alternativa más aceptada a los dólares en términos corrientes es recurrir a los dólares según la Paridad del Poder Adquisitivo (PPA) es decir, suponiendo que la evolución de los diversos cruces están en línea con los diferenciales de inflación. Sin querer entrar en el debate sobre las limitaciones, restricciones y bondades de este cálculo, consideramos que sí aporta una unidad de medida homogénea válida que, no obstante, arroja resultados bien diversos respecto a los obtenidos con los dólares en términos corrientes. Tanto el FMI como el Banco Mundial proporcionan las series de PIB convertidas en dólares PPA, cuyos resultados quedan reflejados en la tabla siguiente. Obviamente, EE.UU. sigue siendo la principal economía del mundo, pero obsérvese cómo, en general, los países emergentes acaparan un mayor protagonismo. No en vano, India es, tras China, la tercera potencia, mientras que Rusia y Brasil incluso superan a países como Reino Unido, Francia e Italia.
 
Si bien es cierto que la lista de las quince primeras economías del mundo apenas cambia, como tampoco su cuota del PIB mundial (algo más del 70%), consideramos que es muy relevante señalar que, tan sólo con que los tipos de cambio convergen a medio plazo hacia sus tasas PPA (escenario relativamente probable, tal vez no en cuantía pero sí en dirección), asistiremos a un cambio de pesos relativos a favor de las economías emergentes, especialmente China, India, Brasil y Rusia, es decir, siguiendo la denominación generalmente aceptada y propuesta en octubre de 2003 por Goldman Sachs , los BRIC.
 
En conclusión, por el simple hecho de que las divisas de los países emergentes experimentasen una corrección de su actual infravaloración relativa frente al USD, podríamos observar cambios en el ranking de los principales quince países del mundo. Las economías emergentes serían las más favorecidas, especialmente China, India, Brasil y Rusia, que supondrían el 26% del PIB mundial frente al 20% actual. EE.UU. y Japón serían las dos economías que perderían cuota en mayor medida (3,0% y 2,7%, respectivamente), mientras que los países más representativos de Europa (Alemania y Francia) cederían un 1%.