Estados Unidos va a ser un gran foco de incertidumbre en la segunda mitad de año, ya que el mercado dependerán del rumbo que tomen las elecciones presidenciales. La campaña se intensificará ahora que las convenciones de los partidos se han terminado, pero el resultado de las elecciones es más impredecible que nunca. El resultado inesperado del referéndum en Reino Unido es la mejor prueba de que nada está escrito con antelación.
Los inversores han aprendido el duro camino de que no hay un verano tranquilo para los mercados financieros. Desde la victoria del Sí al Brexit, los riesgos han aumentado considerablemente. Las luces rojas de advertencia están luciendo de nuevo en la economía global.
A pesar de las medidas extraordinarias implementadas por el Banco Central Europeo (BCE), la zona euro parece estar pegada a un periodo largo de baja inflación, generando mínima salud económica. El fracaso de la flexibilización cuantitativa europea y las tasas de interés negativas amenazan la credibilidad del banco central.
El consenso asumía, hasta hace relativamente poco, una fortaleza de la economía mundial en 2016. Pero no va a suceder. Será un auténtico milagro si el crecimiento de la economía a nivel mundial consigue tocar niveles de 3,1% el próximo año, tal y como prevé el Fondo Monetario Internacional (FMI).