Recesión global ¿cuándo y cómo se producirá?

Recesión no solo es una palabra que da escalofríos. Es que su consecución es ampliamente negativa en el día a día de las empresas y sobre todo de los hogares para una economía que lo padece. De repente, hace apenas unos meses, se convirtió en el gran elefante en la habitación de todas las conversaciones económicas globales, y ahora, si nos referimos a la inflación o los tipos de interés, siempre desemboca en lo peor: esos seis meses de caída en el PIB consecutivos que dan paso a que, un país se quede sin crecer durante dos trimestres consecutivos.

Pero parece que, lo que tenemos por delante, siendo claramente negativo, puede no conformarse de la forma habitual en otras recesiones. Aunque eso no deja atrás que el precio a pagar sea muy elevado para las familias y las compañías, para la población en general.

En Estados Unidos, por ejemplo, se produce una recesión cada 6,5 años desde 1945. Y tanto hablamos de ella, con el miedo por delante, que poco nos paramos a pensar de qué calibre y cuantía podría ser. Ahora mismo, al otro lado del Atlántico todos hablan de recesión, pero por distintas razones, algunos minimizan su peso.

En términos políticos y en un año electoral, desde la Casa Blanca, la recesión técnica en la que incurre la economía de Estados Unidos en estos momentos se está minimizando. Aducen que se trata de datos técnicos, los que recoge uno de los organismos, el NBER, la Oficina Nacional de Investigación económica. Sin embargo, aquí también se miran con lupa parámetros como el gasto del consumidor, las manufacturas, que en ambos casos se reducen, pero también la tasa de paro. Y aquí el nivel de pleno empleo se mantiene en la primera economía del mundo.

Evolución trimestral del crecimiento en Estados Unidos

Es el argumento que esgrime también el presidente de la Reserva Federal. Jerome Powell arguye que todavía van demasiadas cosas bien en la economía de Estados Unidos para calibrar una recesión inminente. Los expertos señalan, eso sí, que las peores recesiones, solo se materializan cuando se está dentro de ellas y que, lo más importante, además de su profundidad, es el tiempo que tardan en superarse.

La llamada Gran Recesión de 2007 ha sido una de las más profundas, la mayor en casi 90 años y duró 18 meses y la más corta la pandémica de 2020. Aunque aquí las derivas podrían empezar a producirse con retraso: a finales de este año o a lo largo y ancho de 2023 y 2024.

Todo dependerá de numerosos factores de incertidumbre general, ahora imposibles de calibrar. El primero pasa por la evolución de los precios de consumo. En todo el mundo, cuando parecen haber tocado techo, vuelven por sus fueros, con avances decididos como los que padecemos ahora mismo.

Y en el caso de Europa, puede reverdecer a futuro. Las razones es que el BCE ha comenzado mucho más tarde que otros bancos centrales a subir los tipos, por lo que, de seguir repuntando la inflación, el aumento agresivo para paliar el incremento de los precios puede impactar en mayor medida sobre la marcha del crecimiento.

Evolución de los precios de consumo en la eurozona

Pero lo más importante pasa por la posibilidad, cada vez más creciente, de que Rusia corte de raíz y en su totalidad el suministro de gas y petróleo, una más que probable “arma de guerra” que el país guarda en la manga ante las sanciones impuestas tras su invasión de Ucrania. De ser así, la exponencial subida de los precios colocaría, como indica la Comisión Europea ya, de facto a final de año a la Unión Europea en recesión.

Por tanto, sea con “r” minúscula o mayúscula, la recesión planea como una sombra siniestra y más que realista sobre las economías globales en un ambiente de incertidumbre que, a medio plazo, todos esperamos superar. Pero, de lo que apenas nos damos cuenta en el día a día, es de que el equilibrio de fuerzas globales, y especialmente económicas, ya ha variado y la incertidumbre, por desgracia, se ha convertido en la nueva normalidad tras la pandemia.

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