Las encuestas de los PMI preguntan a las empresas participantes si están experimentando expansión o contracción en una serie de parámetros2. La empresa investigadora recopila y filtra las respuestas mediante índices al objeto de estimar el porcentaje de empresas que informan que viven un momento de expansión –general y en varios aspectos– en un mes determinado3. Los componentes de los PMI varían de un sector a otro, pero generalmente incluyen los siguientes: producción, cuánto produjo una empresa durante el mes; nuevos pedidos, compra de bienes o servicios pendientes de entrega o suministro; pedidos pendientes, es decir, recibidos pero no ejecutados; precios de insumos tales como materias primas, mano de obra, electricidad, etc.; y el empleo4. Con respecto al indicador general, un resultado superior a 50 indica expansión, mientras que un valor inferior, contracción.
Nuestro seguimiento de la prensa económica indica que en los titulares a menudo se presentan los PMI como un fiel reflejo de la coyuntura económica actual o del crecimiento futuro. Por ejemplo, se suele interpretar una caída del PMI de 54,0 a 53,5 como una señal de ralentización del crecimiento y, del mismo modo, un aumento se describe como una aceleración. En nuestra opinión, ninguna de estas deducciones ha de ser cierta necesariamente y, por ello, a continuación le explicamos brevemente qué creemos en realidad que indican los PMI a los inversores y qué no.
En primer lugar, bajo nuestro punto de vista los PMI recogen una impresión general de las condiciones económicas actuales. ¿La mayoría de las empresas está en expansión, como evidencia un PMI muy superior a 50? Para nosotros solo es una prueba de que la economía progresa. ¿Se contrae la mayoría de las empresas, como demuestra un indicador inferior a 50? Lo interpretamos como una señal de que la economía pueda estar pasando por una mala racha.
Entre los diversos subapartados de los PMI, creemos que el de «Nuevos pedidos» es el más revelador. Dado que los pedidos de hoy son la producción de mañana, este dato indica las expectativas de producción. Por lo tanto, para nosotros es un indicador económico «adelantado» útil, o sea, proporciona información valiosa sobre el futuro inmediato. Junto con la cobertura mediática de la coyuntura, creemos que los PMI también pueden arrojar luz sobre el ánimo general de los inversores. Si las encuestas muestran un crecimiento general en la economía, pero las impresiones de la prensa son muy críticas, podría ser signo de que los datos fundamentales son más fuertes de lo que muchos aprecian, un factor potencialmente positivo para la renta variable.
Igualmente importante para los inversores pensamos que es saber qué no demuestran los PMI y cómo a menudo la prensa económica confunde su significado. En primer lugar, los PMI no son, a nuestro juicio, un indicador perfecto de la actividad económica o del crecimiento. Miden el alcance de la expansión, es decir, qué porcentaje de empresas encuestadas responden que atraviesan un momento boyante, pero no la magnitud del mismo. Esto sirve para explicar por qué a veces los resultados reales de los sectores industrial y servicios que analiza un informe PMI mensual no coinciden con los datos recogidos en la encuesta. Si las empresas en expansión pasan del 54,0% al 53,5% en un determinado mes, pero ese porcentaje considera que la tendencia positiva es mayor que en el mes anterior, entonces el crecimiento real de la producción no tendría por qué haberse frenado. Del mismo modo, un repunte del PMI podría registrar un crecimiento más generalizado, pero no necesariamente más rápido.
Los titulares en que se exagera la importancia de los PMI industriales son recurrentes, especialmente cuando los temores a una «economía desequilibrada» o a una «ralentización de la producción» se apoderan de los inversores. La realidad es que la mayoría de las economías desarrolladas se asientan principalmente sobre el sector servicios, así que los datos industriales, al fin y al cabo, no son tan decisivos. Por ejemplo, durante la «recesión industrial» de EE.UU. entre finales de 2015 y principios de 2016, el PMI industrial estadounidense se situó por debajo de 50 –contracción– entre octubre de 2015 y febrero de 20165, pero, a nuestro parecer, fue así sobre todo por los problemas del sector energético. Si bien la perforación petrolera y la minería no forman parte del índice ISM no manufacturero de EE.UU., este indicador sí abarca los sectores de productos del petróleo y el carbón, o sea, incorpora a muchas empresas que refinan petróleo. El sector sufrió un exceso de suministro de crudo, empujando los PMI manufactureros al territorio de la contracción, pero la desaceleración económica no se generalizó como muchos temían.
Del mismo modo, frecuentemente leemos titulares en publicaciones del Reino Unido en que se lamenta el «desequilibrio» de la economía del país, especialmente cuando el ritmo de crecimiento de los servicios es más elevado que el de la industria o, dicho de otro modo, el PMI de aquellos es mayor que el de estos. Sin embargo, los datos negativos de la producción industrial británica de los últimos años, pese a ser habituales, no han provocado ninguna recesión.6
En la actualidad la mayoría de los PMI industriales y de servicios de los mercados desarrollados son expansivos, incluyendo los indicadores de nuevos pedidos7, orientados al futuro. Si a esto le sumamos un estado de ánimo todavía poco entusiasta –sobre todo en Europa–, podemos concluir que el mercado alcista aún tiene recorrido.
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