El oro cruza los dedos antes de la Fed… con perspectivas a un 2023 de subidas

El precio del Oro ha sufrido fuertes altibajos este año que está a punto de finalizar. Tras alcanzar un máximo por encima de los 2.000 dólares la onza, llegó a completar durante 2022 siete meses consecutivos de descensos, la peor racha de pérdidas mensuales desde finales de la década de 1960. La Fed, embarcada en una agresiva senda de subidas de tipos, se convirtió en el peor enemigo del metal amarillo, pero poco a poco ha ido aumentando las esperanzas de que llegue el ansiado pivote en la política monetaria.

Así, en las últimas semanas parece haberse estabilizado el precio en torno a los 1.800 dólares la onza. Todos los ojos están puestos ahora en la reunión de la Fed que se celebrará entre hoy y el miércoles, y en la que se espera una subida de 50 puntos básicos de los tipos de interés. Sin embargo, el informe de empleo de la semana pasada “fue un revés” para el oro, señala Craig Erlam, analista de OANDA, “y uno que podría interponerse en el camino de otra ruptura al alza”. “Los inversores querrán saber qué tiene que decir la Fed sobre la desagradable sorpresa salarial de la semana pasada”, señala el experto, antes de decidir que rumbo tomar en los próximos días.

De cara más al futuro, también la interacción entre la inflación y la intervención del banco central será clave para determinar las perspectivas para 2023 del oro. “Mantenemos nuestras perspectivas positivas sobre el oro”, explica Claudio Wewel, estratega de J. Safra Sarasin Sustainable AM. “El metal precioso debería beneficiarse de una moderación de los rendimientos estadounidenses en un entorno de recesión”. Además, “los elevados perfiles de inflación deberían actuar como soporte adicional a lo largo del próximo año”.

De momento, el consenso económico pasa a día de hoy por una recesión corta, posiblemente localizada; inflación descendente, aunque elevada; y el fin de las subidas de tipos en la mayoría de los mercados desarrollados. 

Este entorno trae “vientos en contra y vientos de cola” para el oro, de acuerdo con un informe de World Gold Council. En el lado positivo, históricamente, una recesión leve y ganancias más débiles han sido positivas para el oro. Asimismo, un mayor debilitamiento del dólar a medida que retrocede la inflación podría brindar apoyo al metal amarillo. Las tensiones geopolíticas también deberían mantener el atractivo del preciado metal como cobertura, al tiempo que el crecimiento económico de China debería mejorar, impulsando la demanda.

Entre los factores en contra que podrían afectar a los precios del oro, World Gold Council cita que es probable que los rendimientos de los bonos a largo plazo se mantengan altos, si bien “a niveles que históricamente no han obstaculizado al oro”. Además, es probable que la presión sobre las materias primas debido a la desaceleración de la economía.

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