1. Los mercados siempre tienen razón
2. Nunca se tiene suficiente dinero para llevarlos la contraria
3. Las crisis ocurren porque no se anticipan
Yo las cumplo a rajatabla. Pero, cuando los bancos centrales se han convertido en el "mercado" han distorsionado al menos las dos primeras reglas. Y han amortiguado los riesgos de la última. En definitiva,
han pretendido (y lo han conseguido) matizar el riesgo de contrapartida y al mismo tiempo han eliminado el riesgo de iliquidez. Sin embargo, en la reciente "mini crisis" este último riesgo ha reparecido con total virulencia. Aquí tienen la raíz de la facilidad con que los mercados globales han sobrereaccionado ante el deterioro de los acontecimientos (bolsa) china.
La volatilidad de la volatilidad ha alcanzado niveles que no veíamos desde el principio de la Gran Recesión. Pero, como decía ayer, con una importante diferencia: en estos momentos no estamos ante una recesión.
La cuestión de fondo sigue siendo la de siempre: ¿a qué escenario económico nos enfrentamos? Con los datos en la mano, la recuperación económica mundial sigue su curso pero a un ritmo más moderado de lo esperado. Y China no es la única responsable, considerando de nuevo la menor recuperación a lo esperado en los países desarrollados. Pero, seguimos viendo output-gap elevados en estas economías al mismo tiempo que la mejora en las condiciones financieras y hasta la caída de los precios del crudo pueden ayudar a mejorar la recuperación cíclica. ¿Estructural? Responder a esta cuestión es mucho más complicado. Más allá de reformas estructurales pendientes, lo cierto es que el crecimeinto potencial se ha resentido durante la Crisis y hasta el momento no se ha recuperado en países que ya acumulan tres años de crecimiento. Pero, crecimiento es crecimiento. Y los mercados ahora no deberían dudar de la continuidad de la recuperación económica. Repito, con la información disponible.
Entonces, ¿por qué los temores actuales de mucha gente "sensata"? Es la liquidez en el mercado. Al final, es la profundidad del mercado lo que ha quedado de nuevo en entredicho con su comportamiento en las últimas semanas. ¿Una cuestión estival? Quizás, aunque admito que no las tengo todas conmigo. Y esa gente sensata a la que me refería antes, tampoco parece tenerlo muy claro. De hecho, algunos, los menos hasta el momento, ya se están preparando ante lo que han denominado "una nueva época". ¿Sobre qué argumentos? Buscan similitudes con la Crisis asíatica de finales de los noventa, en aquel momento (como podría ser ahora) una crisis con origen financiero. Precisamente el cambio de modelo de crecimiento que propició, desde la demanda interna hasta el sector exterior como motor de crecimiento, es lo que se ha puesto en cuestión con la reciente recesión. En el caso concreto de China, cuando se defiende una estrategia de "mejor crecimiento" con un coste a corto plazo de "menor crecimiento". Pero, espero, sobre la base de que la economía china sigue creciendo a ritmos suficientes.
Ya lo ven: es la estrechez del mercado lo que ahora debe preocuparnos, como fue también un factor de preocupación siete años atrás. ¿Serán capaces los bancos centrales de volver a crear mercado?. En el fondo, como decía la propia Merkel ayer "hasta al FMI le ha pillado desprevenida la reciente crisis en China". Y es que las crisis se producen porque son inesperadas. El problema surge cuando la crisis, limitada en tamaño como es la propia caída de la bolsa china, tiene la suficiente entidad para convertirse en un nuevo problema global de confianza. Sí, tenemos un problema. Pero espero que se vaya amortiguando a corto plazo. ¿Y el futuro? Claro, sigue siendo incierto. Pero esto ya lo sabíamos antes del verano.