A primera vista, esto aboga por un rápido endurecimiento monetario. Sin embargo, no hay ningún indicio de que la Reserva Federal tenga ninguna prisa por endurecer su política. Las condiciones económicas aún no se han estabilizado y todavía hay incertidumbre en torno a la pandemia (variante Delta).

La reducción de las compras de activos es el primer paso en este proceso. Tras la reunión del FOMC, el calendario sigue siendo una reducción de las compras a principios de 2022.

Aunque la última crisis de Estados Unidos fue la más corta de la historia, solo dos meses entre febrero y abril, fue tan intensa que el PIB real tardó casi dieciocho meses en recuperar su nivel prepandémico en el cuarto trimestre de 2019. Esto puede parecer mucho más tiempo, pero hay que tener en cuenta que, en junio de 2020, al final de la fase aguda de la crisis, la Fed no preveía un rebote tan rápido.

En ese momento, no esperaba volver a los niveles de actividad anteriores a la pandemia antes de mediados de 2022. A pesar de la incertidumbre (variantes) vinculada a la pandemia, la recuperación ha sorprendido positivamente. Según las últimas previsiones de la Fed del mes pasado, la actividad y los precios estarían entre 0,5 y 1,0 puntos por encima de lo que habrían sido en un escenario sin crisis1 (ver gráficos).

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¿Significa esto que, a finales de 2022, el nivel de los tipos de interés debería ser también superior al previsto antes de la pandemia, es decir, ligeramente superior al 2%, frente al 0,25% actual?

La razón principal es que la fuerza de la recuperación se debe, en parte, precisamente a una política monetaria muy expansiva. La segunda es que la fuerza de los precios se debe en gran medida a las presiones de unos pocos sectores y que las perspectivas de inflación son más inciertas de lo habitual. La Fed tendrá que encontrar un equilibrio entre estas diferentes consideraciones.

Según Oddo BHF, el resultado más probable será un endurecimiento monetario algo más rápido de lo previsto inicialmente, pero sin aspirar a una normalización total en dos años. En junio de 2020, según la encuesta de la Fed a los participantes en el mercado, éstos esperaban un tapering de principios de 2022 a principios de 2023 y una primera subida de tipos en el segundo trimestre de 2024. En junio de 2021, la misma encuesta muestra que el tapering se sigue esperando a principios de 2022, pero terminaría alrededor de octubre y la primera subida tendría lugar en el tercer trimestre de 2023.

Si los datos económicos confirman los escenarios optimistas, la fecha del despegue podría adelantarse uno o dos trimestres. Tras la última reunión, Jerome Powell no ofreció ningún detalle sobre el calendario, pero parece que los miembros de la Fed han presentado varios escenarios para el próximo tapering. En las próximas semanas, los miembros de la Fed seguirán sentando las bases para una decisión final en otoño.