Si uno mira la evolución de los activos durante el primer trimestre del año, lo cierto es que bien se podría categorizar como uno de los primeros trimestres del a historia reciente. No sólo sufrieron los mercados de renta variable, como consecuencia del daño que podría causar el parón de las economías desarrolladas en los beneficios de las compañíaa y, por ende, en los mercados, sino que hubo fuertes retrocesos en la renta fija y en activos considerados refugio, como el oro.  La gestión pasiva no fue ajena a los reembolsos que vivieron gran parte de los fondos en los peores meses de la crisis sanitaria pero, en determinas categorías, mostró una mayor resiliencia que otros activos.

Petróleo y oro, los dos activos con mayores flujos de entrada 

Dos de estos activos fueron los fondos cotizados sobre materias primas, como el crudo, y metales precioso, como el oro. Y por motivos distintos. Adriá Beso, responsable de distribución y ventas para Wisdom Tree en España y Andorra reconoce que en Europa se siguen tanto los ETFS como los ETC de comodities. “La demanda que hemos visto en oro como activo refugio y elemento diversificador de las carteras y menos correlacionados con los activos tradicionales es una de las características que  hace que la demanda de este tipo de activos sea más alta que en el paso”. Este experto reconoce que este año ha habido flujos de entrada en ETF por encima de los 13.000 millones y, de esa cantidad, 10.000 millones son en oro y el resto es en petróleo. “Así que las suscripciones este año se han concentrado en estos activos por motivos diferentes: el oro por su consideración de activo refugio y el petróleo porque cada vez que hay un shock grande de mercado, como el que vimos en el vencimiento del abril, el inversor intenta capitalizar de forma especulativa o de corto plazo el rebote potencial”.

Sobre las previsiones del crudo, desde el sector muestran cautos sobre la tendencia a medio plazo de la materia prima. Jordi Mercader, CEO de InbestMe reconoce que a medida que la demanda se recupere, el precio del crudo debería llegar a puntos más razonables pero estará sujeto a mucha volatilidad por el camino”. Y es que predecir la evolución de cualquier activo ya es de por sí complicado pero intentar estimar hacia dónde se irá el petróleo más porque estamos en una situación que nunca antes había ocurrido. “Ha habido un shock tanto en la oferta como en la demanda. Por el lado de la oferta, los países de la OPEP + no se pusieron de acuerdo y en ese momento llegó el coronavirus que afectó a la demanda, que es lo que llevó al crudo a niveles deprimidos”, asegura Beso. Después de que los futuros alcanzaran niveles negativos y la previsión de reactivación de las economías, el mercado comenzó a tener algo más de optimismo sobre la evolución futura del crudo. “Pero nosotros no somos tan optimistas. Pensamos que el problema de la oferta y de la demanda sigue  estando ahí, que los recortes de la OPEP no son suficientes para hacer balance entre demanda y oferta  y a medio plazo vemos niveles razonables en el crudo entre los 45-50 dólares por barril”, asegura el experto de Wisdom Tree.

A pesar de esto,  Pedro Coelho, Head of ETFs Iberia & Latam Lyxor AM reconoce que la gran mayoría de inversores europeos invertidos en ETFS “no lo estaban en el vencimiento que cotizó en negativo. Estos vehículos hacen un roll mensual o, en algunos casos, optimizan el roll para no tener el futuro más cercano”.  En este sentido, es importante que el inversor sepa que cuando se invierte a través de futuros, aunque no se compre directamente porque inviertes en ETFs,  conocer la mecácnica que hay detrás. “El precio del ETF no depende solo del precio del barril de crudo sino que hay otros componentes y uno de los principales es el coste del rolo o las curvas de futuros en sí”, dice el experto de Wisdom Tree. Algo que se evidenció cuando hubo un shock de mercado “que hizo que el coste del rolo fuera la parte más importante del rendimiento del inversor que llegó a suponer el 50% del coste total”.

Una circunstancia que evidencia que son productos complejos y que muchas de las entradas que se han visto en estos meses son de clientes minoristas y de mucha gente que no entiende esa parte más técnica de invertir en futuros  sobre el petróleo, que no es como invertir en oro físico o un ETF que replica la renta variable o la renta fija.  Una complejidad que se incrementa cuando se piensa que el 30% del interés abierto en los futuros del mercado del crudo lo “controlan” los ETF.  “Un porcentaje a tener en cuenta por el efecto que puede tener sobre el mercado. Por eso también muchos índices han intentado cambiar la metodología del Rolling que hacen y, en vez de estar invertidos en el vencimiento más cercano, diversifican la cartera por vencimientos”.

Una forma indirecta de invertir en estos temas, que no supone una inversión directa en el crudo y sufrir la volatilidad que tienen los futuros más cercanos al vencimiento es buscar “hay alternativas como son los ETF sobre comodities, que son una herramienta más diversificada y que permite estar invertido en índices, sectores o países que tienen una correlación alta con los precios del crudo”, dice Coelho.  Un ejemplo de ello son los índices MSCI sobre Brasil o Rusia, con economías muy expuestas al petróleo y que funcionan como buenos proxys para los precios del crudo. Además, hay otras opciones como los ETF que invierten en empresas mineras o petroleras.  Mercader cree que tanto los productos cotizados que invierte en oro como en petróleo “tienen un componente especulativo importante y nosotros lo usamos en el marco de una cartera diversificada, que es donde creemos que tiene todo el sentido utilizar estos activos”. Más allá de esto, dice el CEO de InbestMe, es necesario ir con cuidado, sobre todo si metemos futuros de por medio.

En este punto, el experto de Lyxor tiene claro que los inversores han decido que la gestión pasiva es el mejor instrumento para acceder al petróleo como clase de activos. “Si no fueran ETFs sería a través de otro instrumento y no veo un problema en que sea la gestión pasiva o indexada la que provea de una solución a los inversores que quieren replicar el comportamiento de un índice o materia prima”.

Dos activos que han funcionado bien pero que no son los únicos. “Otro activo que ha funcionado como elemento diversificador son las opciones de volatilidad sobre el S&P 500, que tienen una beta muy negativa con respecto al índice y que han funcionado como protección con respecto al mercado de renta variable al tener un efecto contrario al retorno del mismo”, asegura Pedro Coelho, Head of ETFs Iberia & Latam Lyxor AM. Un experto que también admite haber visto flujos positivos a EFS ESG “que pone de manifiesto que los inversores quieren quedarse en estos instrumentos incluso en momentos de caída en los mercados”.

De hecho esa es una de la cualidades de la gestión indexada que destacan en el sector:  la resiliencia que han tenido estas herramientas en momentos de alta volatilidad en los mercados.  “Con la información que tenemos a día de hoy se puede decir que los ETF han sido una fuente de liquidez importante del mercado”, asegura Mercader. Una cualidad que ha hecho que los ETF hayan tenido un nivel muy “estático” en cuanto a flujos en los primeros meses del año. Esto significa que “cuando los inversores quieren hacer reajustes en sus carteras, lo que usan son los fondos de gestión activa como parte satélite de las carteras mientras que, en la parte core, están usando ETF y por eso los flujos son menos volátiles”, dice Coelho.

Una señal de madurez en los mercados…que todavía no ha terminado. Si miramos quince años atrás, el crecimiento de la gestión pasiva ha sido del 20% anualizado a nivel mundial. “En Europa, y en España en particular, la gestión pasiva – tanto vía ETF como fondos indexados- está lejos de la penetración que tiene en otros países, sobre todo en EEUU, donde el 50% de la inversión en renta variable se canaliza a través de ETF”, dice el experto de InbestMe.  Un mercado más maduro en el que estos instrumentos llevan mucho tiempo las carteras, en todos los canales de distribución – institucionales y minoristas – mientras que en Europa ha ido creciendo de forma exponencial en muchos países pero todavía estamos lejos de esos niveles con lo que “hay más margen de crecimiento. Sí es cierto que la demanda sigue creciendo y, si bien antes era por parte del cliente institucional cada vez más se extiende a todo tipo de canales de distribución y nosotros creemos que ese crecimiento seguirá”, admite Beso que asegura que será el inversor final el que decida en qué vehículo invertir y cuál es el vehículo apropiado para hacerlo.  

Una de las grandes ventajas que han  encontrado los inversores para utilizar estos instrumentos son los bajos costes , fundamentales en una cartera de largo plazo y “en un momento en que los retornos de renta fija cada vez son más reducidos”, asegura el experto de Lyxor.   Una característica que permite construir carteras muy eficientes, diversificadas y con costes ínfimos, dice Mercader. Aparte de la flexibilidad que ofrecen por tipo de activo permiten acceder a mercados nicho así como entrar o salir de determinados activos de una forma rápida y flexible.

Tres ideas para entender el futuro de los ETF

Adriá Besó (Wisdom Tree). “Se habla mucho de la gestión pasiva y su impacto en los mercados del crecimiento de la activa y al final en los últimos años hemos visto distintos mercado - volátiles, no volátiles, subiendo o bajando-  y los ETFS han salido airados de casi todas ellas, con entradas de capital en esos períodos y eso demuestra que el inversor está interesado en ese tipo de producto y ofrece muchas ventajas al inversor tradicional”.

Pedro Coelho (Lyxor). “Insistiría en la idea de resiliencia, transparencia, sencillez de los ETFS y el acceso que da el ETF a la clase de activos que busca el inversor final y el bajo coste. Algo que hace ser un instrumento más idóneo para los clientes que quieren montar carteras diversificadas”.

Jordi Mercader (InbestMe). “Gestión con instrumentos pasivos debería ser el 95% de patrimonio del 99% de los inversores particulares”.