Según un estudio de Mercer Capital, durante el primer semestre de 2019, las gestoras de fondos y de patrimonios (wealth management) han seguido el ritmo de 2018 en lo que a M&A se refiere. 2018 fue uno de los años más activos de la última década y parece que así podría ser este 2019, aunque los datos de operaciones reportadas en el primer semestre hayan disminuido significativamente.

Los factores comerciales y regulatorios, las fuertes presiones de costes y de escala  seguirán empujando esta consolidación del sector. Durante 2018 el número de transacciones de M&a en el sector tocó máximos históricos, con 253 transacciones y un incremento en el valor de las mismas del 29% respecto a 2017.

El valor reportado de las operaciones durante el primer semestre de 2019 disminuyó significativamente, aunque los datos trimestrales tienden a ser desiguales y muchos acuerdos tienen precios no revelados.

La mayor operación del segundo trimestre fue la adquisición de United Capital Partners por Goldman Sachs por 750 millones de dólares. La oferta era para incrementar su particiáción en el mercado más masivo de patrimonio o wealth.  

El racional detrás de este movimiento en el sector incluye la falta de planificación de la sucesión interna y la importancia de la escala en un contexto de aumento de costes y disminución de comisiones. Aunque estos factores no son en absoluto nuevos, el actual entorno regulatorio los agudiza.

Los riesgos de estos movimientos de M&A incluyen la incompatibilidad cultural, falta de incentivos de gestión y generación de alfa, homogenización de marcas y frentes comerciales homogéneos para alcanzar sinergias, así como la posterior salida de flujos tras las fusiones.

También, de acuerdo a otros estudios, vemos como la gestión indizada o ETFs está ganando flujos mientras que la tradicional (ya sea long-only o long/short) pierde adeptos. El cliente minorista frustrado tras años de altas comisiones y rentabilidades inferiores han estado (y seguirán) trasladando sus ahorros a fondos mucho más baratos que simplemente imiten el comportamiento generado por los índices de referencia de renta variable y bonos.

Algunas veces, estas grandes gestoras han ignorado el constante goteo de dinero de salida de flujos de sus fondos gestionados por “estrellas” hacia productos indexados más baratos, llegando incluso a menospreciar estas preferencias.  Sin embargo, el éxodo de dinero de los fondos “activos” está forzando a muchas de ellas a reducir inevitablemente sus comisiones, la pérdida de miles de empleos al echar empleados con gran experiencia para intentar sobrevivir.

Pero sobrevivirán aquellos grupos más grandes, que sean capaces de mantener bajo control los gastos generales y que puedan bajar comisiones; y curiosamente muchos de estos son los más propensos a ofrecer tanto gestión pasiva como activa. Y el cambio continuará y nos sorprenderá.  El ratio expense ratio es vigilado muy de cerca pero aún así el cambio es largo para poder ser competitivo.

Los fondos indexados están preparados para superar a la gestión activa en EE.UU. en 2021, de acuerdo a estimaciones de Moody’s Investors Services.

La posible sobrevaloración de la gestión activa ya fue considerada por Burton Malkiel en 1973 en un estudio llamado “A Random Walk Down Wall Streer” y Jack Boggle – fundador de Vanguard Group Inc que insistentemente decía que los gestores más activos no valían las comisiones que cobraban. Sin embargo, no fue sino con la crisis financiera de 2008 donde fue más difundida la valoración del daño de la gestión activa en las carteras de muchos inversores, incluso con la recuperación posterior de los mercados, y que muchos gestores no lograron recuperarse.

 

 

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