En las últimas semanas, el miedo se ha apoderado nuevamente de las bolsas. Esto ocurre tras la decisión de la Fed de retirar 10 billones de dólares del mercado. Con ello, los mercados de Equity y de rentas fijas globales han dado comienzo a un movimiento inverso que ha generado mucha volatilidad en el mercado.

Los inversores americanos han dado marcha atrás en la inversión en otras divisas, para centrarse en recuperar dólares, puesto que las políticas menos laxas de la Fed darán la fuerza necesaria para cambiar la tendencia bajista demostrada en los últimos años.

Si la Fed imprime menos dólares, el dólar se irá fortaleciendo. Este hecho ha afectado a todas las bolsas mundiales. No tengo dudas de que durante este 2014 vamos a vivir mucha volatilidad. Ya en este enero hemos visto un severo ajuste que podría ser el comienzo de un movimiento más profundo. Es imposible saberlo, pero la situación invita a ser prudentes.

Ahora bien, la prudencia no debe llevarnos al alarmismo. Evidentemente, debemos controlar el precio más que nunca y ajustar los stops direccionales. Si analizamos los fundamentales, podemos ver que la economía ha empezado un ciclo de crecimiento para el largo plazo. Es cierto que en materia social queda mucho por hacer, pero en materia económica ya se han conseguido algunas metas.

Una vez que los bancos españoles se han recuperado, la actividad crediticia debería recuperarse lentamente. Debo señalar que las empresas españolas se han centrado en exportar, como salvoconducto de un mercado doméstico muy complicado. Tras un lustro de grandes sacrificios, las empresas españolas han permitido que el Ibex tenga un 40% de sus ingresos en mercados internacionales, lo cual, sumado a la recuperación del mercado doméstico, pueden sentar las bases para un crecimiento sostenido en el beneficio por acción. Probablemente, en los próximos años veamos una notable mejora. En este escenario, todavía falta que las bolsas americanas corrijan sus excesos.

Si observamos detenidamente su gráfico, podemos ver que el Ibex 35 ha parado exactamente en los máximos de junio de 2011, justo en el punto en el que Grecia pidió su segundo rescate. Este nivel ha servido a los alcistas para liquidar parte de sus ganancias. La pérdida de los 9.665 puntos marcaría un punto de cierre parcial de nuestra exposición en bolsa española. La pérdida de los 9.200 nos marcaría un cierre total.

Si la situación actual da paso a un máximo decreciente, la pérdida del primer nivel mencionado marcaría un punto de salida.