El porcentaje de población que ronca está en el 40 por ciento entre los varones y el 20 por ciento en mujeres, sin embargo, estudios recientes confirman que el 45 por ciento de adultos ronca ocasionalmente y el 25 por ciento lo hace con frecuencia.  Este porcentaje suele aumentar con la edad.

Durante el sueño, los músculos del cuerpo se relajan incluso los que mantienen la garganta abierta para que el aire pueda llegar a los pulmones y la respiración no se detenga pero permanecen lo suficientemente abiertos para que el aire fluya.  Sin embargo, algunas personas tienen la garganta más estrecha y cuando los músculos se relajan durante el sueño, los tejidos se cierran y bloquean la vía respiratoria lo que hace que la respiración se detenga durante unos instantes. Esta detención de la respiración durante el sueño se llama apnea. El ronquido fuerte es un síntoma de Apnea Obstructiva del Sueño y suele  estar asociado con enfermedades cardiovasculares como  hipertensión arterial, arritmias, accidentes cerebro vasculares o infartos de miocardio. Sin embargo, no todas las personas que roncan sufren apnea del sueño, se cree que afecta a entre un 6 o un 8 por ciento de la población adulta en España.

El Síndrome de Apnea Obstructiva (Hipopnea) del Sueño (SAHS o SAOS) se caracteriza por un ronquido fuerte seguido por un silencio, cuando la respiración se detiene o casi, en ese momento la persona se despierta, normalmente con un resoplido enérgico o con un jadeo. En las personas que sufren apnea obstructiva del sueño, el patrón de pausas de la respiración puede repetirse varias veces durante la noche, al menos cinco cada hora de sueño. Si además del ronquido fuerte, durante el día se tiene somnolencia excesiva, dificultad para concentrarse, dolor de cabeza y de garganta al despertar, es necesario consultar al médico.

El doctor José María Ignacio García, neumólogo y co-responsable de la Unidad Multidiciplinar de Trastornos del Sueño del Hospital Quirónsalud Marbella, explica que “la gravedad del diagnóstico está determinado por el número de pausas en la respiración y por la existencia de síntomas complementarios a lo largo del día como son el cansancio excesivo, la somnolencia durante el día, tener sueño no reparador o la mala calidad de vida por citar algunos. Si las pausas son elevadas podríamos estar ante un Síndrome de Apnea Hipopnea del Sueño”.  El paciente que cree padecer un trastorno respiratorio del sueño, debe acudir al especialista, normalmente neumólogo y otorrino para confirmar el diagnóstico y comenzar el tratamiento adecuado. “En la Unidad del Hospital  se realiza una evaluación integral e individualizada con el objeto de encontrar el tratamiento más adecuado en función del fenotipo de la enfermedad”, puntualiza el doctor Carlos O´Connor Reina, otorrinolaringólogo y co-responsable de la Unidad Multidisciplinar de Trastornos del Sueño del Hospital Quirónsalud Marbella.

Desde el Servicio de Neumología se realiza una exploración física del paciente calculando su índice de masa corporal, talla y peso, factores de riesgo asociados al Síndrome de Apnea Hipopnea del Sueño además de un test clínico para evaluar su nivel de somnoliencia y calidad de vida. “A los pacientes que se les detecta sospecha de SAHS, se les realiza pruebas diagnósticas (poligrafía respiratoria y polisomnografía) para saber si sufren de apnea y el grado de severidad, así como el componente de hipoventilación alveolar que puedan presentar” especifica el doctor José María Ignacio García. Tras esta primera evaluación, al paciente se le deriva al servicio de Otorrinolaringología para controlar el buen funcionamiento de los principales conductos y las estructuras del tracto respiratorio superior (la nariz, la cavidad nasal, la laringe, la garganta y la boca), ya que con un tabique nasal desviado o una congestión crónica de nariz, existe un riesgo mayor de roncar.

Existen factores que pueden afectar a las vías respiratorias y causar ronquidos como tener congestión nasal crónica o el tabique desviado; Consumir alcohol antes de dormir relaja los músculos de la garganta y  disminuye las defensas contra la obstrucción de las vías respiratorias; No dormir suficiente provoca una relajación de la garganta; Dormir boca arriba, aumenta la frecuencia de los ronquidos ya que el efecto de la gravedad sobre la garganta estrecha las vías respiratorias; Tener sobrepeso u obesidad y tener antecedentes familiares de ronquidos o apnea del sueño ya que la predisposición genética es un factor de riesgo para el Síndrome de Apnea Obstructiva del Sueño. 

El sueño es reparador, durante la noche se recargan las “pilas” del cuerpo para poder funcionar durante el día. Por eso es muy importante dormir bien y cuando existen trastornos del sueño se pueden tener problemas de irritabilidad, concentración, frustración o presión arterial alta. Los niños también pueden tener apnea obstructiva del sueño que provocan problemas de conducta o bajo rendimiento escolar. Si durante el sueño el niño ronca, tiene pausas de respiración, sueño agitado, respira por la boca, moja la cama, tiene terrores nocturnos o sudoración excesiva, puede estar sufriendo un Síndrome de Apnea Hipopnea del Sueño por lo que se debe consultar al pediatra para determinar la causa real de estas molestias.