La confianza de los consumidores y empresarios de EE.UU. está en máximos, su tasa de desempleo se sitúa en el 3,8%, crece a ritmos cercanos al 3% y la inflación llegó en mayo hasta el 2,8%, su mayor repunte en seis años. La Reserva Federal confirmó en su última reunión que subirá los tipos de interés cuatro veces en 2018, dos en el segundo semestre del año, y dejó los tipos en la horquilla entre el 1,75% y el 2%.
Sin embargo, el ruido político del presidente Donald Trump condiciona cada noticia sobre EE.UU. Cumplió su promesa electoral de bajar los impuestos, con una reforma fiscal que redujo las aportaciones de las compañías al fisco desde el 35% hasta el 21%, mientras que el impuesto sobre la renta se hizo más complejo con hasta siete horquillas.
En las últimas semanas, su caballo de batalla es el déficit comercial que mantiene Estados Unidos frente a sus socios comerciales y ya ha impuesto aranceles del 25% a productos chinos por valor de 50.000 millones de dólares. La balanza comercial de EE.UU está en déficit con Alemania en -67.000 millones de dólares, la Unión Europea en -99.400 millones, China en -337.200 millones y Japón en -56.100 millones.
La réplica a Estados Unidos ha llevado a China a imponer aranceles por 50.000 millones de dólares, mientras que la Unión Europea también aprobó este mes de junio aranceles para equilibrar la balanza después de que Washington gravase el acero y el aluminio producido en Europa.
“Las subidas de EE.UU vienen en parte respaldas por la reforma fiscal de Trump, que impulsa el consumo y la inversión dado que los ciudadanos tiene un dinero extra. Ese impulso durará hasta mitad del año que viene, el problema llegará cuando todo el estímulo fiscal se haya trasladado a la economía y mientras tanto la Fed este tensionando los tipos y reduciendo su balance. Posiblemente la colisión de ambos factores sea el cambio de tendencia en las bolsas”, apunta Pablo Gil, estratega de mercados y director de método trading de XTB.
De hecho, la normalización monetaria que está impulsando la Fed ya se está dejando notar en la pendiente de la curva de la deuda pública de EE.UU que sigue aplanándose. Al cierre de esta edición, la diferencia entre la rentabilidad del bono a diez años y el bono a dos años es del 0,34%. Según la teoría económica, el aplanamiento de la curva de tipos es sinónimo de final de ciclo e incluso es uno de los síntomas de recesión si se llega a invertir del todo el rendimiento de los bonos más cortos frente a los tramos largos.
En este primer semestre, mientras el Nasdaq ha tocado máximos históricos y se ha revalorizado un 11,5% y el Russell 2000 ha seguido dando alegrías a aquellos que apuestan por las empresas de mediana capitalización de EE.UU, con un alza del 9,5% en el año, los parqués europeos se han teñido de rojo, salvo honrosas excepciones como el caso del Cac 40 francés o el PSI de Portugal.
España mejor que Europa
La economía europea creció el 0,4% en el primer trimestre del año, lo que representa su menor alza desde el tercer trimestre de 2016, cuando se dio el mismo crecimiento. En términos anuales, el PIB de la Eurozona cayó del 2,8% al 2,5%, según los datos de Eurostat, la oficina estadística la Unión Europea.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó en abril su estimación de crecimiento para la Eurozona en dos décimas hasta el 2,4% para 2018 y mantuvo un alza del 2% en 2019. Por su parte, la propia Comisión Europea estima que Zona Euro y el conjunto de la Unión Europea (UE) crecerán un 2,3% durante 2018, mientras que en 2019 el PIB se elevará un 2%. Más optimistas son estas dos instituciones con España; la Comisión apunta a un ritmo de crecimiento del 2,9% en 2018 y del 2,4% para 2019 y el FMI del 2,8% para este año y del 2,2% para el siguiente ejercicio.
El último índice ZEW publicado en junio, que recoge la confianza económica de unos 350 inversores institucionales y analistas alemanes, mostró una caída hasta los -16,1 puntos, su nivel más bajo desde septiembre de 2012.
Italia marca el tempo
El primer semestre del año en Europa ha estado condicionado por la política italiana. Las urnas dejaron un escenario en el que sólo podrían formar Gobierno los populistas del Movimiento Cinco Estrellas y la Liga del ultraderechista Matteo Salvini, como finalmente ha sido.
La incertidumbre italiana se ha traslado a los bonos soberanos periféricos y ha dejado las primas de riesgo en sus niveles más elevados de los últimos doce meses. Los analistas no creen que el riesgo político italiano vaya a desaparecer en los próximos meses y de hecho la política va a pesar en las bolsas y de manera significativa en los emergentes, ya que hay elecciones en México, Brasil y en noviembre Estados Unidos tendrá que renovar un tercio de sus representantes en el Senado y la Cámara de Representantes.
“En el lado político Italia será una referencia importante, especialmente el grado de sintonía que pueda mostrar el gobierno de Conte con las autoridades públicas europeas. Además, también será relevante ver cómo evolucionan las conversaciones para avanzar hacia una mayor integración de la Eurozona (unión bancaria, reestructuración del ESM…)”, indica Borja Gómez, director de análisis de Dunas Capital. “Normalmente cuando hay caídas asociadas a riesgos geopolíticos, suelen ser buenos momentos de entrada”, puntualiza César Ozaeta, gestor de fondos en Abante.
Como motivos para el optimismo en los próximos meses destaca el calendario establecido por los bancos centrales y por la OPEP. Con el camino despejado para la normalización en EE.UU, los tipos al 0% en Europa hasta el verano de 2019 y el final de la compra de activos en diciembre, el cártel del petróleo ha querido también deshojar la ‘margarita’ de las incerti-dumbres y aportar algo de luz a uno de los factores que mayor inflación ha generado en los últimos meses.