Hoy, 26 siglos después, con la longevidad instalada en nuestros días, han cambiado casi todos los parámetros de la medicina. Y en realidad ya no se trata de curar, que también, sino de evitar la enfermedad, consiguiendo así una calidad de vida en la senectud que, a buen seguro, no podríamos tener si no pusiéramos de nuestra parte para ello. Esa parte ineludible del médico, por supuesto, pero, sobre todo, esa otra parte imprescindible del paciente. Va a dejar de ser un sujeto pasivo en la consulta para coger las riendas de su salud.

Con esos mimbres nace la Unidad de Medicina para la Prevención, Longevidad y Medicina Integral de Olympia, el nuevo centro de servicios personalizados de Quirónsalud para el cuidado y optimización de la salud. Ello supone una atención globalizada y repartida no solo entre los distintos órganos del cuerpo, sino compartiendo espacio y tiempo con el estado de ánimo, las emociones o el control del estrés. Un cuadro completo de la salud por dentro y por fuera. El jefe de la Unidad, el doctor José Francisco Tinao, señala que el paciente va a ser el elemento central de todo este proceso, el protagonista, “pero para eso hace falta que se involucre en su propia salud. Hay que enseñarle a conseguir que tome conciencia de las cosas que tiene que hacer por sí mismo y ayudarle. De esta manera se hará independiente de cara al futuro”.

Para conseguir finalmente esa independencia, cada paciente será atendido por un equipo de profesionales de forma coordinada, de tal manera que, junto a la atención tradicional, una historia clínica de libro o una exploración física de las de siempre, se codearán los modernos análisis bioquímicos, genéticos y biofísicos, “que nos ofrecen una información imposible de encontrar de manera tradicional”. El panorama que expone el doctor Tinao es el de, parafraseando a Paco Ibáñez, un presente cargado de futuro, porque lo que se busca en realidad es envejecer de manera saludable, evitando la enfermedad, anticipándose a ella con la promoción y educación para la salud, de forma que mejoremos la calidad de vida sin deteriorarnos más de lo imprescindible por la aparición indeseada de una enfermedad.

¿Cómo avanzar hacia este estado? Utilizando estudios genéticos, polimorfismos de última generación, que determinan los riesgos potenciales de desarrollar determinadas enfermedades. “Una información preciosa y precisa que nos permite actuar, bloqueando la expresión de esos genes y reduciendo las posibilidades de enfermedades cardiovasculares, reumáticas, autoinmunes, diabéticas y procesos degenerativos”. Y para muestra, un botón: el hígado. Cada persona es un mundo y cada hígado, una expresión personal. Los hay, genéticamente, muy buenos y ello les permite funcionar muy ágilmente. Otros, sin embargo, sin estar enfermos, tienen un ritmo mucho más lento. “Si conoces sus características, puedes prevenir la posibilidad de desarrollar una enfermedad. Sin embargo, esta injerencia no significa medicalizarles, sino empezar a hacer cosas que reduzcan ese riesgo, como cambiar la alimentación o desarrollar un programa de ejercicio físico determinado”, señala el director de la Unidad de Medicina para la Prevención, Longevidad y Medicina Integral de Olympia.

Y es que en la toma del control de nuestra salud, la nutrición se sitúa, voluntaria o inconscientemente, en el eje de nuestro devenir diario. Cuando vivimos cada vez más años, cuando acuñamos enfermedades crónicas indeseadas y cuando sufrimos discapacidades propias de la senectud, resulta que la forma de comer lo condiciona casi todo. El doctor Tinao es un manifiesto defensor del aprendizaje alimenticio. “Debemos explicar y hacer entender por qué es tan importante elegir la dieta adecuada, porque, por ejemplo, llevar una dieta antiinflamatoria, saber desayunar y conocer e interesarse en la elección de lo que uno come puede ser esencial en el enfoque global que cada uno haga de su salud”. Pero no solo. El sistema inmune constituye también otro de los pilares para el mejor mantenimiento de la salud y que es necesario cuidar, porque, según reconocen los expertos, la inmunosenescencia es uno de los instrumentos del envejecimiento asociado a patologías que nos deterioran y reducen nuestra calidad de vida.

Por eso para abordar el conjunto de nuestra salud de cara a afrontar una senectud saludable, José Francisco Tinao considera importante el nacimiento de la Unidad de Medicina para la Prevención, Longevidad y Medicina Integral de Olympia, porque “al estudiar globalmente a la persona en equipo con métodos novedosos, podemos analizar no solo los hábitos inadecuados que facilitan las enfermedades y sus consecuencias, sino que también podemos verificar las funciones gastrointestinal y hepática, así como la presencia oculta de deficiencias de micronutrientes, de virus que han perdido el equilibrio natural con nuestro sistema inmune o la de una nueva realidad presente ya: tóxicos medioambientales que interfieren reacciones metabólicas”. Y el doctor Tinao mira con optimismo el futuro, y su propio futuro, cuando concluye que “controlar esos múltiples factores nos proporciona unas opciones de trabajo increíbles para evitar el desarrollo y avance de las enfermedades y manejar así nuestro tiempo”.