Los ingresos derivados de la prestación de servicios de transporte de viajeros por carretera contabilizaron un crecimiento del 24,3% en 2021 en España y Portugal, hasta los 2.300 millones de euros, según las cifras provisionales del Observatorio Sectorial DBK de Informa, filial de Cesce.

No obstante, este incremento todavía fue insuficiente para alcanzar las cifras anteriores a la pandemia --y no se espera que lo haga hasta 2023--, toda vez que las continuas restricciones a la movilidad durante 2020 y 2021 provocaron un hundimiento de la actividad.

En concreto, en 2020, la caída fue del 49,3%, hasta los 1.850 millones de euros, tras crecer en el periodo 2016-2019 a un ritmo del 4%. El negativo comportamiento de la actividad turística, la paralización de la actividad educativa presencial, el cierre temporal de algunos centros de trabajo, la adopción del teletrabajo o el alto número de trabajadores en ERTE son algunos de los factores que explican esta contracción.

El número de viajeros que utilizaron el servicio de transporte interurbano regular de uso general experimentó una caída en 2020 del 45,2%, situándose ligeramente por debajo de los 400 millones. Según la distancia, los viajes largos acusaron la mayor caída de la demanda, cifrada en el 63%, mientras que los segmentos de media distancia y cercanías contabilizaron retrocesos de alrededor del 45%.

El servicio de transporte especial, incluyendo el ámbito urbano y el interurbano, experimentó una disminución del 34,2%, hasta los 209 millones de viajeros. Por su parte, el segmento de transporte discrecional contabilizó cerca de 50 millones de pasajeros en 2020, un 76,6% menos.

El informe detalla que la oferta continúa caracterizándose por una notable atomización, si bien se prolonga la tendencia de creciente concentración sectorial. Así, a comienzos de 2021 se contabilizaban 3.177 empresas autorizadas para la prestación del servicio, habiéndose producido el cierre de casi 200 en solo dos años.

La caída de la demanda provocada por la crisis sanitaria potenció esta tendencia de aumento de la concentración, que se reflejó en el aumento de la cuota de mercado conjunta de los principales operadores. En este sentido, los cinco primeros absorbieron en 2020 el 38% del volumen de negocio sectorial, mientras que la participación conjunta de los diez primeros se elevó al 48%.