El avance de la actividad global, desde niveles de parada absoluta conforme se han ido retirando las restricciones ha sido de tal calibre, que la actividad industrial no lo ha podido asumir de un modo ordenado. De ahí los problemas que se están produciendo, entre ellos el incremento exponencial que se refleja en el alza de las materias primas o en la escasez de componentes, porque no somos capaces de producir al ritmo que marca la demanda.
En ese enjambre, sumido en la inflación, encontramos el avance del precio del Brent y los Futuros del petróleo que en lo que llevamos de año, supera la consideración que hace años tenía, la de oro negro. Precios exponenciales que desbaratan los equilibrios comerciales para los países consumidores y que van a empezar a destilar un déficit comercial sin precedentes, junto con la subida del gas, literalmente, por su extracción, ligado al petróleo.
En ese ambiente, el crudo mundial se toma un ligero respiro en sus cotizaciones. También el barril brent del Mar del Norte, el de referencia en Europa, en estos últimos días. En primer lugar, porque China no crece al ritmo esperado: 4,9% en el último trimestre, que frena a uno de los consumidores más voraces a nivel global. Escasez de energía y brotes detectados de coronavirus han hecho el resto en esos cuellos de botella de la producción. De hecho, la tasa diaria de procesamiento del crudo en el país ha vuelto a caer en el pasado mes a su nivel más bajo desde mayo.
También por los datos de producción de las fábricas en Estados Unidos que ha perdido niveles de los últimos 7 meses, ante la escasez de semiconductores, que ha desacelerado la producción de los automóviles, presionando la oferta sobre el crecimiento económico.
Y hay un tercer factor importante para el retroceso. Arabia Saudí, el principal productor mundial, que no quiere elevar los niveles de llegada de crudo al mercado. Consideran que los esfuerzos por mejorar la producción de petróleo son suficientes y estiman que el incremento en el precio no alcanza, ni de lejos, la subida del gas natural o el carbón. Así afirman desde el país que el aumento de producción de OPEP + en 400.000 barriles en noviembre y en los meses posteriores es lo oportuno.
En su gráfica de cotización vemos como en los últimos 5 días el petróleo Brent sube un 2,40%, frente al 12,55% que avanza en el último mes. En los tres meses precedentes se revaloriza un 18% mientras que, en lo que llevamos de año sube un 65%.
Pero parece que esto es tan solo un alto en el camino. Desde JPMorgan hasta Goldman pasando por Bank of America apuestan por un petróleo al alza que, en algunos casos y en condiciones de un invierno gélido, podría provocar un repunte del crudo por encima de los 100 dólares.
Y hay quien piensa ya en los 200 dólares con apuestas de ese tipo en el mercado de futuros de Chicago, donde el crecimiento de este tipo de apuestas en derivados es más que acusado en los últimos tiempos. Incluso Vladimir Putin ha señalado que ve probable un repunte del precio del crudo hasta los 100 dólares por barril.
Desde Citi Research destaca que su pronóstico para el Brent en lo que queda de 2021 alcanza los 85 dólares desde su apuesta sobre el barril en los 74 anteriores. El Departamento de energía de EEUU también promedia un barril Brent para el cuarto trimestre a 81 dólares de media, 10 dólares por encima de su estimación anterior. Un avance, porque consideran que los inventarios mundiales de petróleo caerán de forma más acelerada de lo que esperaban ante la menor oferta de crudo en el mercado en la parte final del ejercicio.
Para 2022 esperan que el aumento de producción de la OPEP, la escasez de petróleo en EEUU y de otros países que no pertenecen al cártel supere la desaceleración del crecimiento del consumo mundial de crudo y contribuya a que los precios del barril Brent se coloquen en los 72 dólares.
