En concreto, hasta un 2% de la población sufre de migraña crónica, para la cual las infiltraciones periódicas con toxina botulínica se han demostrado “seguras y eficaces”, siguiendo el protocolo PREEMPT, según afirma la doctora Lucía Vidorreta Ballesteros, especialista en Neurología del equipo del doctor Alberto Pérez de Vargas, del Hospital Quirónsalud San José de Madrid.

“La migraña es un tipo de cefalea primaria, de hecho es una de las más frecuentes, y se caracteriza por un dolor pulsátil intenso, generalmente de un solo lado. A menudo suele estar acompañada de náuseas, vómitos y sensibilidad a la luz y al ruido. Los ataques de migraña pueden durar de horas a días, y el dolor puede ser tan intenso que interfiere en las actividades diarias”, describe la neuróloga.

¿Qué es la toxina botulínica?

La toxina botulínica es una potente neurotoxina producida por la bacteria Clostridium Botulinum, más conocida como ‘bótox’. Cada vez cuenta con un uso más extendido en la práctica clínica habitual y cabe destacar su uso como analgésico en dolores tales como la migraña crónica.

Según especifica la experta de Quirónsalud, el tratamiento con toxina botulínica reduce la frecuencia e intensidad de los ataques de migraña. Concretamente, indica que se administra mediante infiltraciones en la musculatura pericraneal siguiendo el protocolo PREEMPT, por el que se colocan 31 pequeñas inyecciones en los lugares prescritos sobre la frente, los lados de la cabeza, y la parte posterior de la cabeza y el cuello y, adicionalmente, pueden aplicarse en 6 puntos de inyección adicionales en función del dolor.

“Se trata de un procedimiento prácticamente indoloro, eficaz, y seguro a largo plazo, que se realiza en la propia consulta de forma periódica cada 3-4 meses”, afirma la neuróloga del Hospital Quirónsalud San José.

En el caso concreto de la migraña dice que se emplea como tratamiento ya que el bótox puede provocar una denervación química reversible, al impedir que se liberen las vesículas de acetilcolina en las uniones neuromusculares de los músculos afectados.

“Su efecto tarda generalmente entre 1-5 días en aparecer, y dura de tres a cuatro meses. Está comprobado que el uso de la toxina butolínica en el tratamiento de la migraña crónica conduce a una reducción de la misma en pacientes que no responden al tratamiento con otras terapias profilácticas, contribuyendo en gran medida a mejorar su calidad de vida. Además, el tratamiento a largo plazo se mantiene en la mayoría de los pacientes y es bien tolerado por ellos”, afirma la doctora Vidorreta Ballesteros.

Es más, indica que la Academia Americana de Neurología (AAN, por sus siglas en inglés) afirma que el bótox es un tratamiento “seguro y efectivo” para las migrañas crónicas, la espasticidad en los adultos, y la distonía cervical, entre otras patologías.

Celebra la especialista de Quirónsalud que en la actualidad el bótox representa “la mejor opción” para los pacientes que no han respondido adecuadamente al tratamiento con otros agentes profilácticos por vía oral, y la toxina butolínica goza ya del reconocimiento de ser uno de los tratamientos con mayor evidencia para la migraña crónica; ahora bien, siempre realizado desde manos expertas en estos tratamientos.

La evidencia científica avala su empleo

Precisamente, en 2018, miembros del Grupo de Estudio de Cefaleas de la Sociedad Española de Neurología (SEN) presentaron un estudio, publicado en el ‘European Journal of Neurology’, realizado en casi un millar de pacientes españoles, y con el objetivo de valorar este tratamiento en la práctica clínica diaria. En él se avalan la eficacia y los factores predictores de buena respuesta de la toxina botulínica como tratamiento de la migraña crónica.

En concreto, este trabajo científico constata que más del 66% de los pacientes responden positivamente al tratamiento en los primeros tres meses y que, tras un año de tratamiento, casi el 80% de los pacientes con migraña crónica muestran más de un 50% de reducción en el número de dolores de cabeza por mes.

“En todos estos casos, se produjo una reducción de los dolores de cabeza por mes, de su intensidad y de la utilización de tratamientos y medicación complementaria”, asevera la Sociedad Española de Neurología.

No obstante, el principal hallazgo de este estudio es que las posibilidades de que este tratamiento sea eficaz aumentan cuanto menos tiempo pasa entre el momento en el que se cronifica la migraña y el inicio del tratamiento: “El análisis de los datos obtenidos muestra que los pacientes que llevan menos tiempo sufriendo esta enfermedad, los que manifiestan menos días de discapacidad por mes y un dolor de cabeza más leve, tienen más oportunidades de responder de forma positiva al tratamiento con toxina botulínica”.

Según datos de esta misma sociedad científica, en España la padecen alrededor de 5 millones de personas, de los cuales 1,5 millones la sufren en su forma crónica (experimentan dolor de cabeza más de 15 días al mes).  Además, constata que la migraña crónica constituye la tercera enfermedad más prevalente en el mundo, es la primera causa de discapacidad en adultos menores de 50 años y algunos estudios la sitúan como la séptima causa más frecuente de incapacidad.