En una definición sencilla, el bono high yield es un bono que genera un rendimiento o retorno más elevado. La razón de este mayor rendimiento, explican desde Selfbank, es por tener un rating crediticio inferior al de los bonos corporativos investmentgrade o la Deuda del Estado. Es decir, tienen un riesgo mayor de impago. Se consideran generalmente high yield a los bonos emitidos por empresas que estén por debajo de la calificación BBB- según Standard & Poor’s o de Baa3 según Moody’s.

La dificultad para un pequeño inversor de acceder a la compra directa de este tipo de bonos basura, y sobre todo, la complejidad de analizar el riesgo de impago de las empresas que los emiten, hace que los vehículos idóneos para tomar posiciones en este tipo de deuda sean los fondos de inversión.

Desde Aberdeen Standard se muestran constructivamente cautos con este activo. En Estados Unidos el mercado de High Yield ofrece una TIR  (yield) media de alrededor del 6,4% y un diferencial de 340 puntos básicos, explican desde la gestora. Los movimientos en los precios de los bonos se han debido, en gran parte, a factores externos como la evolución de los tipos de interés, la volatilidad, o la guerra comercial, que podrían tener un impacto en los resultados de este tipo de activo.

Sin embargo, según Elen Lochen, Head of Global High Yield en Aberdeen Standard Investments, “los fundamentales del mercado son fuertes. En general, las empresas están mejor y el mercado es saludable con una baja tasa de impagos, a excepción de algunos segmentos como los sectores minorista y de la energía, en los que sí se han producido algunos impagos”.  Aunque el activo no está  muy barato –asegura Lochen- es probable esperar una revalorización del 4,5% a medio plazo, asumiendo tipos de bonos tesoro del 3.5%, aunque al final todo dependerá de la magnitud de los movimientos de los tipos de interés. Aunque ha habido salidas de este activo,  “creo que en el caso de que el diferencial se fuese a los 400 puntos básicos, o yields más cerca del 7%, haría muchos inversores institucionales entrasen de nuevo y esto apoyará el mercado” explica.

Por estas razones, “somos positivos para esta esta clase de activo para los próximos 12 meses. De hecho,  no hay tantas clases de activo que ofrezcan una TIR (yield)  del 6,5%”, concluye el responsable de activos de alto rendimiento de Aberdeen.

¿High  yield europeo o estadounidense?

“Creemos que existen buenas oportunidades en ambos mercados” explica Erlend  Lochen  que apuesta por adoptar una aproximación por fundamentales dentro del universo  total de high yield, de manera global.

Sin embargo, el experto en bonos de alto rendimiento cree  que para los inversores europeos el mercado local es más atractivo, ya que los niveles de retorno en EE. UU, una vez eliminado el riesgo de divisa, hacen más atractivas a las emisiones en euros que las de dólares. 

“En estos momentos estamos encontrando las mejores oportunidades en bonos con una calificación “B” y tratamos de evitar las CCC. En las emisiones con calificación “BB” hay más riesgo de duración. Creemos que en estos momentos no deben tomarse riesgos  innecesarios tanto de duración o de crédito” afirma.

La tasa de impago ha influido en el posicionamiento de la cartera de Aberdeen. Frente a los últimos dos  o tres años, el responsable de los bonos de alto rendimiento de esta gestora confiesa queactualmente mantienen una posición más defensiva de lo habitual, con una estrategia core, haciendo hincapié en los fundamentales. Y no parece irle mal a esta casa que presume de que desde su lanzamiento, en 2010, no ha estado por debajo del índice en ninguno de los periodos de 12 meses consecuetivos en que el índice de  Global High Yield arrojó una rentabilidad negativa.

Respecto a la selección de activos concretos, el experto considera que tanto la tasa de impago como los nombres “correctos”, son puntos importantes en los que fijarse. Sin embargo, considera que evitar los impagos proporciona una protección de capital y a largo plazo es la estrategia que genera más valor para los inversores.

 

 

En cuanto al high yield de las empresas  petroleras americanas, en general, depende mucho del precio del petróleo. La estrategia de Erlen Lochen pasa por centrarse en compañías robustas con un flujo de caja suficiente para hacer frente a la deuda. Asegura también que su fondo no se posiciona en las compañías con más riesgo en el sector de la energía porque en cuanto se produce una caída en el precio del petróleo, estas empresas pueden sufrir.  “Sí que encontramos oportunidades en el sector –afirma Lochen- ya que la base de costes de estas empresas ha cambiado mucho, pero en estos momentos estamos neutrales ante empresas de servicios petroleros e infraponderamos las firmas de exploración y producción. En general estamos infraponderados. Desde principios de año hemos eliminado algo de riesgo de la cartera en esta parte del mercado”.

Por otro lado, partiendo del enfoque global en el que priman los fundamentales por compañía, asegura que es importante hoy en día contar con un conocimiento especializado en  deuda de emergentes. “Y loserá aún más de aquí a 5 años.  Aunque actualmente es una pequeña parte del mercado, presenta un conjunto de oportunidades muy interesante. Dicho esto, si estamos mirando dos nombres con un yield y unas características similares, probablemente invertiríamos en una compañía con operaciones en un mercado desarrollado frente a una similar en un mercado emergente”, explica el experto de Aberdeen que también considera que, aunque esta decisión puede conllevar una penalización en rentabilidad, también significa menor exposición a riesgos políticos, de corrupción o de gobierno corporativo, normalmente asociados a mercados emergentes.

 

High yield con nombres propios

En cuanto a compañías que cuentan con el visto bueno de Aberdeen, destaca la firma de internet Frontier. “No es que esté exenta de riesgo, pero estamos posicionados en algunos de sus bonos que se verán beneficiados en los momentos de refinanciación”.  A esta casa británica también le gusta Sprint  “por su potencial fusión con T-Mobile en Estados Unidos. Pensamos que la operación resultante es otro ejemplo de la consolidación natural en el mercado de operadoras y que será aprobada” argumenta Lochen.

De manera más general, la firma apuesta por las oportunidades en el sector de la tecnología, en especial las americanas más “low-tech”, es decir, empresas de servicios con contratos fijos con sus clientes y con unos flujos de caja predecibles.  Compañías, favorecidas, además, por la tendencia de incrementar la inversión en tecnología.