“Es muy importante que tengamos inquietud en inspeccionar nuestra propia orina porque sus características organolépticas (el olor o el color, por ejemplo) cuentan con importantes datos que debe conocer nuestro médico”, afirma la doctora Carmen González Enguita, jefa del Servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid, así como de los hospitales universitarios Rey Juan Carlos (Móstoles), Infanta Elena (Valdemoro) y General de Villalba (Collado Villalba), y responsable del blog NIGOTA Ni-gota Ni.go.ta.
Recuerda así esta especialista que la orina es un elemento líquido de color amarillo que es secretado por los riñones como resultado de la depuración y del filtrado de la sangre, resultado final del metabolismo celular y, por ende, del funcionamiento de todos los órganos.
“Producida por los riñones, se almacena en la vejiga hasta ser expulsada por la uretra en el proceso de orinar. La acción de orinar es un proceso dinámico, en el que la vejiga pasa por dos fases: la fase de llenado mientras recoge y almacena la orina que le está llegando de ambos riñones a través de los uréteres, y la fase de vaciado, cuando se encarga de eliminarla al exterior a través de la uretra”, explica.
LAS PISTAS DEL ANÁLISIS DE ORINA
Con ello, remarca la doctora González Enguita, el análisis de orina es un estudio común que aporta una gran información clínica: “Se realiza habitualmente con rapidez y no supone un alto coste, salvo determinaciones muy específicas y especializadas, como pudiesen ser ciertas determinaciones de biología molecular en el campo de la Oncología”.
Por sí solo, dice esta uróloga, no brinda un diagnóstico definitivo, si bien, dependiendo del motivo por el que el médico recomienda este estudio y ante resultados inusuales, podría necesitar un seguimiento y una repetición de la prueba. “En otras palabras, la evaluación de los resultados del análisis de orina, junto con otros estudios, puede ayudar al médico a determinar los siguientes pasos en el diagnóstico, pero aisladamente puede llegar a tener en determinadas situaciones un significado limitado”, agrega.
Por otra parte, la experta de la Fundación Jiménez Díaz advierte de que tener bien los resultados de un análisis de orina no garantiza estar sano, ni tampoco descarta enfermedades.
“Pudiese ser que el estudio se haya hecho demasiado pronto para detectar la enfermedad o que la orina esté demasiado diluida. Ante estos resultados se debe informar bien al médico si todavía se tienen signos y síntomas de un determinado proceso, información que le ayude a realizar un seguimiento de los datos del análisis de orina o de otros estudios”, aclara la jefa del servicio de Urología de los citados hospitales madrileños.
CUÁNDO SOLICITAR UN ANÁLISIS DE ORINA
Concretamente, cita que las situaciones en las que hay que solicitar un análisis de orina son:
1.- Para evaluar la salud en general: El análisis de orina puede ser parte de un examen médico de rutina como el control de los parámetros urinarios habituales y convencionales, el diagnóstico de embarazo, la preparación prequirúrgica, la detección sospechosa de diversos trastornos como diabetes, enfermedades renales o hepáticas, etc., o en diversas situaciones como, por ejemplo, cuando se ingresa en un hospital.
2.- Para diagnosticar una enfermedad: Cuando acudimos a una consulta médica porque notamos que algo no funciona bien en nuestro organismo es más que probable que, entre otras pruebas a realizar, el médico, antes de emitir su diagnóstico, solicite un análisis de orina y otro de sangre. El de orina puede ayudar a diagnosticar la causa de signos y síntomas que pueden estar expresando una enfermedad. Los más comunes son el dolor abdominal, el dolor de espalda, la micción frecuente o dolorosa, la sangre en la orina u otros problemas urinarios.
3.- Para controlar una enfermedad: Si se le ha diagnosticado una afección, como una enfermedad renal o una infección de las vías urinarias, el médico puede recomendar realizar un análisis de orina con regularidad para controlar la enfermedad y el tratamiento.
MUY IMPORTANTE: CÓMO RECOGER LA ORINA
Eso sí, no vale entregar de cualquier manera las muestras de orina y, según insiste la doctora González Enguita, hay que saber muy bien cómo y cuándo hay que recogerla: “Hay que prepararse adecuadamente para hacer una buena recogida de la muestra. No siempre va a ser igual. Van a existir diferencias según lo que sea necesario estudiar y según lo que nos indique nuestro médico”.
Una muestra mal recogida, en cantidad, momento o en un recipiente no adecuado, cita por ejemplo, no solo puede llegar a ser inútil para la investigación que se precisa, sino que puede llevar a errores en la interpretación de los resultados.
“El modo y manera de recoger la muestra van a ser claves para una perfecta exploración. Son varios y diferentes aspectos los que hay que considerar. Sera preciso determinar, entre otros muchos, el momento de la recogida (primera de la mañana), qué parte de la micción interesa (poco después de empezar a orinar), la cantidad (a veces se requiere orina cada 24 horas), estar en ayunas o no, el tipo de recipiente, la temperatura, la guarda y custodia hasta que llega al laboratorio y el tiempo que pase hasta ser analizada, etc.”, detalla.
LA ORINA PUEDE APARECER ALTERADA
En último lugar, la jefa del servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid avisa de que habrá determinados procesos de salud o de enfermedad que van a requerir investigaciones concretas y específicas que no se determinan en un análisis rutinario de orina.
En estos casos, se señala expresamente al laboratorio lo que se desea investigar, que será de valor exclusivo y para el estudio de diagnóstico que está realizando, y señala algunos ejemplos como un test de embarazo, un cultivo o una citología de orina, exámenes de detección de drogas ilícitas, estudios para el metabolismo óseo, litiásico o endocrino, marcadores tumorales o eliminación de determinados medicamentos.
“No obstante, es importante señalar que determinadas condiciones de la vida cotidiana como el ejercicio físico, el haber comido recientemente, el consumo de alcohol, la fiebre, etc., pueden alterar ciertos parámetros habituales de la orina, sin que ello suponga la existencia de una enfermedad”, concluye esta uróloga.