El Instituto de Arritmias Quirónsalud Zaragoza inició hace seis meses su programa de ablación por campo pulsado para el tratamiento de la fibrilación auricular. El centro sanitario fue el primer hospital de Aragón y el segundo privado de España que dispuso de esta innovadora tecnología para tratar la arritmia más frecuente entre la población. Esta novedosa técnica constituye el mayor avance en años. “A lo largo de estos seis meses, más de 60 pacientes se han beneficiado de esta nueva tecnología que ha revolucionado el procedimiento de la ablación de fibrilación auricular, convirtiéndose en un nuevo paradigma en el tratamiento intervencionista de esta afección”, apunta el doctor Antonio Asso, director del Instituto de Arritmias Quirónsalud Zaragoza.
La ablación mediante campo eléctrico pulsado es una forma de energía no térmica que permite desvitalizar de forma selectiva el tejido de la aurícula izquierda que propaga la arritmia sin influir sobre otras regiones anatómicas próximas, evitando potenciales daños colaterales. “En este sentido, el grado de seguridad, reproducibilidad, eficacia y eficiencia que ofrece esta técnica supone una garantía de confianza, tanto para los pacientes como para los propios médicos”, detalla Asso.
Para aplicar este innovador procedimiento, Quirónsalud Zaragoza incorporó el nuevo sistema FARAPULSE™ de Boston Scientific, que produce lesiones cardíacas duraderas en segundos preservando el tejido no objetivo. “Tras la experiencia a lo largo de este periodo de tiempo, se han confirmado las impresiones previas convirtiéndose en la elección idónea para la mayoría de pacientes que requieren ablación de fibrilación auricular”, señala el especialista.
Hoy en día, todas las formas de ablación cardíaca para abordar las arritmias son térmicas, incluyendo tanto la radiofrecuencia como la crioablación. Aunque ambas han evolucionado, conllevan un riesgo inherente de daños colaterales térmicos indiscriminados en las estructuras adyacentes como el esófago y el nervio frénico, que permite la movilidad del diafragma, o la estenosis (estrechamiento) del calibre de algunas venas pulmonares. Sin embargo, usando este tipo de energía mediante campos eléctricos de alta intensidad y brevísima duración, la lesión no es de origen térmico y, por consiguiente, las estructuras circundantes críticas no resultan afectadas.
A este respecto, la doctora Beatriz Jáuregui explica que “la mitad de los casos que hemos intervenido eran pacientes con una patología avanzada (persistente) o con algunas complicaciones asociadas como insuficiencia cardíaca. A pesar de implicar un tratamiento de mayor complejidad, los resultados hasta el momento con esta nueva técnica no difieren de lo que podemos alcanzar en los casos más sencillos, lo cual es, sin duda, una mejora relevante para el paciente”. “En este sentido -añade-, hay que destacar que dos personas que no respondieron satisfactoriamente mediante técnicas convencionales, sí que lo han hecho con la nueva técnica, experimentando una mejoría considerable, tanto en síntomas como en calidad de vida”.
Para la doctora Naiara Calvo, “este avance en el tratamiento de la enfermedad es crucial, ya que no implica un compromiso entre eficacia y seguridad. Es decir, es posible ampliar la zona de ablación sobre la aurícula y obtener un resultado más eficaz en casos avanzados, donde el tejido eléctricamente enfermo suele extenderse más allá de las venas pulmonares, todo ello sin incrementar el riesgo de daños colaterales. “Asimismo -concluye el doctor Carlos López-, al no existir lesiones térmicas, la experiencia del paciente es más satisfactoria porque se evita la sensación de molestia torácica tras el procedimiento que, en algunos casos, se presenta con las técnicas convencionales. De hecho, todas las personas que fueron intervenidas recibieron el alta hospitalaria en menos de 24 horas”.