Merkel aplazó sus comentarios (¿y su decisión?) sobre Grecia a conocer las conclusiones de la Misión del FMI al país. Se trataba de valorar si el desfase en las cuentas públicas sobre los objetivos era consecuencia del mayor deterioro macro al previsto o a la decisión del Gobierno griego de no aplicar las medidas de ajuste. La respuesta, la posible respuesta en cada caso sería diferente: económica y financiera la primera y política la segunda. Pero ya hemos escuchado las advertencias negativas para el Sistema en caso de que no hubiera alternativas y Grecia deba reestructurar su deuda. Luego, alternativas habrá. Veremos.

Mientras esperamos las nuevas conclusiones podemos analizar brevemente los resúmenes de las misiones del FMI a las finanzas públicas de los otros dos países ahora cuestionados, Portugal e Irlanda.

Portugal
El acuerdo propuesto alcanza los 78 bn.EUR a lo largo de los próximos 3 años. Correspondería a 52 bn. desde la EU y 26 bn. al FMI. El objetivo es generar margen de maniobra financiero para que las autoridades portuguesas pueden aplicar medidas que resuelvan los problemas estructurales. En los diez últimos años el crecimiento ha sido del 1 %, el menor dentro del Euro. Unido a la Crisis financiera, ha llevado a un alto déficit público, elevados niveles de deuda y persistente desempleo.

El Programa de Asistencia tiene por tanto tres objetivos: 1. aumentar el crecimiento potencial; 2. fortalecer la política fiscal; 3. asegurar la estabilidad del sector financiero. De acuerdo con un alto cargo del FMI, es fundamental que los programas de ajuste no hipotequen a corto plazo las perspectivas de recuperación. Y ser flexible en su aplicación, a través de revisiones periódicas. El FMI espera ya que la economía se recupere en la primera mitad de 2013.

Con respecto al ajuste fiscal, el FMI considera que más de la mitad de las medidas necesarias ya están siendo aplicadas en los presupuestos de este año. El objetivo final es reducir el déficit desde el 9 % del PIB hasta el 3 % en 2013. Considerando el estado de la economía, un esfuerzo equivalente al 10 % del PIB en apenas tres años. Medidas como el recorte de salarios de los funcionarios, congelación de pensiones, reducir empleos en el sector público, suspender planes de infraestructuras y delimitar gastos territoriales. También en defensa. Pero, de forma paralela, el Programa hará importantes esfuerzos para proteger a los grupos sociales más vulnerables, incluyendo bajos salarios y pensiones.

Por lo que respecta a las medidas estructurales, Portugal precisa ser más competitivo. Aumentar la competencia en sectores como electricidad, transporte y telecomunicaciones es fundamental. La reforma regulatoria y privatizaciones son claves para lograrlo.

El sector financiero portugués es básicamente sólido. Pero tienen su acceso a la liquidez limitado por los problemas del Gobierno. Se facilitará que puedan elevar sus ratios de capital hasta el 10 %. Si no lo consiguen a través del mercado, se les dará soporte en liquidez y capital.

Según el FMI, el Programa diseñado para Portugal podrá tener éxito porque hay un consenso político interno que son las medidas adecuadas en el momento correcto.

Irlanda
El 16 de diciembre se hacía público un Programa de asistencia financiera a Irlanda por 85 bn.EUR a tres años, incluyendo 45 bn. desde los socios europeos, 22.5 bn. desde el FMI y de fondos (de pensiones) del propio país.
La economía irlandesa enfrenta una crisis sin precedentes en su historia reciente. El nuevo programa, basado en los esfuerzos recientes de las autoridades, acelera el ritmo y amplía el alcance de las medidas para abordar las preocupaciones en torno a la estabilidad financiera y fiscal. Se ha encuadrado un programa de políticas claras y realistas en un marco plurianual de políticas para restablecer la salud del sistema bancario de Irlanda, sanear las finanzas públicas del país y recobrar el crecimiento.

La estrategia para el sistema financiero se asienta sobre dos pilares: desapalancamiento y reorganización, y capitalización abundante. Además, se afianzará la estabilidad con medidas estructurales, como un mecanismo especial de resolución para las instituciones de depósito y un fortalecimiento adicional del sistema de supervisión.
El Plan Nacional de Recuperación constituye la base del presupuesto para 2011 y detalla las medidas de consolidación fiscal que se adoptarán hasta 2014. El plan fiscal presenta decisiones pragmáticas y preserva la importancia que Irlanda asigna a la red de protección social. El proceso de presupuestación se reformará para salvaguardar estos avances.

Para restablecer el crecimiento vigoroso y sostenible, el programa incluye una estrategia para eliminar posibles impedimentos estructurales mediante el fomento de la competitividad y la creación de nuevas oportunidades de empleo.

Pese a los esfuerzos de las autoridades por aplicar políticas económicas enérgicas en un entorno difícil, en los últimos meses Irlanda ha enfrentado intensas presiones económicas y financieras. La causa primordial de estos problemas es un sector bancario críticamente debilitado que aún no ha sido saneado y que se encuentra en el centro de una dinámica negativa que entorpece la recuperación económica y al mismo tiempo plantea considerables desafíos fiscales.

Las autoridades han tomado medidas importantes para fortalecer el sector bancario, pero los factores de vulnerabilidad siguen siendo agudos. El Organismo Nacional de Gestión de Activos está asumiendo el control de activos inmuebles y de desarrollo inmobiliario de los bancos; se han inyectado cantidades sustanciales de capital, y se ha procurado dar tranquilidad a los acreedores de los bancos mediante garantías soberanas. Sin embargo, las presiones del mercado no han dejado de ser un problema para las fuertes necesidades de refinanciamiento, ya que amenazan la solvencia del sistema bancario y someten las finanzas públicas a una pesada carga. A estas dificultades reales se suma la disminución de la confianza de los consumidores internos y los inversionistas internacionales, con repercusiones en el crecimiento y el costo del financiamiento.

Tomando la iniciativa, las autoridades irlandesas pusieron en marcha una importante consolidación fiscal en 2009–10. Sin embargo, las finanzas públicas tuvieron que soportar el peso de un profundo déficit estructural, compromisos de apoyo a los bancos y un crecimiento débil. Por lo tanto, se proyecta que para finales de 2010 la deuda pública se aproximará al 100% del PIB. Para ayudar a estabilizar la deuda pública, el plan de las autoridades comprende medidas de consolidación fiscal por otros €15.000 millones en 2011–14, que equivalen al 9% del PIB.
El programa de las autoridades tiene por objeto restablecer la salud del sistema bancario de Irlanda y sanear las finanzas públicas del país, para así facilitar el retorno de la confianza y del crecimiento vigoroso y sostenido.

La causa primordial de estos problemas es un sector bancario críticamente debilitado que aún no ha sido saneado y que se encuentra en el centro de una dinámica negativa que entorpece la recuperación económica y al mismo tiempo plantea considerables desafíos fiscales.”

Quédense con este último párrafo. El sector bancario irlandés es la fuente de los problemas del País. La razón de la asistencia financiera. Absorber la deuda bancaria es el origen de la necesidad de ajuste fiscal. Y también una tentación enorme, recurrente en el tiempo, por trasladar estos problemas al resto de las partes consideradas: propietarios y acreedores. Especialmente estos últimos. A diferencia de Grecia, el nuevo Gobierno irlandés sí ha mencionado en más de una ocasión la posibilidad de incluir a los acreedores senior en el ajuste de la deuda del país. Pero esta posibilidad ha sido rechazada desde fuentes europeas, temerosas de generar un nuevo proceso de desconfianza en la banca europea. Algo similar a lo que ocurría en el caso de Grecia, pero en este caso el detonante sería la reestructuración de la deuda griega. En mi opinión, tan relevante es esperar el resultado de la reunión del Ecofin y Eurogrupo hoy y mañana sobre Grecia como el resultado de la Cumbre Europea de junio en el caso de Irlanda. No bajen la guardia.