Vestida de verde comienza la sesión al otro lado del Atlántico con un goteo de datos macroeconómicos que dejan una de cal y otra de arena. Las solicitudes semanales de hipotecas retrocedieron un 15,3% hasta el 30 de mayo para situarse en los 502,3 puntos, su nivel más bajo en seis años. En el ámbito laboral,
los despidos se incrementaron en mayo a su mayor nivel en más de dos años por la crisis financiera y las bajas en el sector automovilístico, según la firma privada Challenger. Los anuncios de despidos crecieron hasta los 103.552 el mes pasado, el mayor desde diciembre de 2005 y desde los 71.115 de mayo de 2007, lo que equivale a un aumento del 45,6%. Y por si fuera poco los costes laborales unitarios, que habían avanzado un 4,7% en el cuarto trimestre, se quedaron en un avance del 2,2% tras revisión, sin embargo el mercado esperaba que se quedaran en el 1,9%. Mejor balance deja la productividad en las actividades laborales no agrícolas que registraron un avance del 2,6%
tras la revisión mientras el mercado esperaba que se situasen en el 2,5% trimestral, frente al 2,2% que indicaba el dato provisional. También en positivo el indicador sobre el empleo publicado por la ADP, según el cual las nóminas de empleos no agrícolas en el sector privado crecieron en 40.000 durante mayo frente al recorte de 60.000 que proyectaban los economistas. Parece que los inversores se decantan por quedarse con los datos positivos y empujan a los índices hacia el terreno de las ganancias. El ISM de servicios además dio una agradable sorpresa al descender menos de lo esperado en el mes de mayo y mantenerse en los 51,7 puntos. El cocktail de cifras se adereza hoy con el eco de las palabras del presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke que se acerca a los planteamientos de su homólogo europeo y se muestra preocupado por las tensiones inflacionistas americanas a las que no ayuda, precisamente, la debilidad que vive la moneda estadounidense. Y un día más el sector financiero se convierte en la diana de todas las miradas, esta vez de la mano de Bank of America después de que Merrill Lynch haya recortado sus estimaciones para la entidad por las pérdidas de Countrywide. Los títulos de Bank of America recortan un 0,67% y los inversores siguen los movimientos de Lehman Brothers casi con lupa –sus títulos retroceden un 1,11%- después de que ayer se publicara en prensa su intención de ampliar capital por valor de entre 3.000 y 4.000 millones de dólares. Consciente de que la brusca caída de su acción le dificulta recaudar capital nuevo, Lehman Brothers podría salir al extranjero en busca de un socio estratégico. Gráfico Dow Jones