Las últimas medidas que se sacaron a la  luz en el último consejo de Ministros son una prueba más de la desorientación en la que vive instalado el actual gobierno. Medidas tomadas a la desesperada para poder solucionar sus problemas de liquidez antes de final de año y, como el cinismo es manejar el arte de la adulación, el elogio de los terminales mediáticos se ha puesto a funcionar para tratar de tapar la precariedad en la que están instaladas estas medidas económicas y ocultar los efectos que pueden producir contrarios al espíritu de las mismas.

La olla a presión se está recalentando a todos los niveles, hay poco que rascar a corto plazo antes de las elecciones y estas medidas tienen más trasfondo político que real para solucionar problemas.

La idea de la modificación de los pagos a cuenta del Impuesto de Sociedades afectará, según indican, a 3.900 empresas. En concreto, las que facturan más de 20 millones de euros. No son pequeñas empresas pero el efecto a nivel económico es el mismo: la cuestión se reparte en dos tramos de  facturación entre 20 y 60 millones y más de 60. Al primer tramo se le aplicará un tipo de gravamen del 24% en los pagos a cuenta - antes era del 21% - el otro tramo el 27%, frente al 24% anterior. En una situación tan delicada para las empresas, sobre todo en temas de financiación, ¿cómo van a solventar esta variación a mitad del ejercicio? Pocas salidas tienen si no es drenar la liquidez de proveedores, aplazar inversiones y pagos, mayor ajuste de gastos generales y de personal especialmente, además de tratar de sortear estas medidas.

La liquidez que le falta al ejecutivo se coge de las empresas. Aunque tratan de minimizar los efectos de esta medida,  no se puede ocultar que al sector empresarial hay que apoyarlo y no fustigarlo con este tipo de medidas que lo único que provocan es demostrar la endeblez de un ejecutivo económico sin ideas y dando bandazos. Porque no olvidemos que el montante de la recaudación no cambia, lo único que se hace es cobrar antes de tiempo o antes de lo estipulado hasta la fecha, eso sí, se aplaza un problema más para el ganador de las próximas elecciones.

Los sectores productivos han reducido tanto su tamaño como el número de competidores y se tratará de soslayar esta medida en los ejercicios que esté en vigor por parte de las empresas, por lo que se duda de la efectividad recaudatoria de la misma.

La segunda medida en importancia podríamos decir que es la reducción del tipo impositivo del IVA en la compra de la primera vivienda, que pasa del 8% al 4%. Los efectos que se pueden producir - aparte de la parcialidad de la misma, el corto periodo de aplicación y las perspectivas de cambios fiscales en la vivienda si se produce un cambio en las elecciones próximas, o la reducción de precios por falta de ventas - son contrarias a lo pretendido.  Se pretende incentivar la venta y ayudar a las entidades financieras a deshacerse de su stock de viviendas. Una medida que tendrá un efecto ahorro en las personas que tenga tomada la decisión e iniciados los trámites pero de la que se duda mucho que incentive realmente la compra y active al mercado, dada la incertidumbre de la situación y que cada vez más esta decisión de compra está supeditada a que la situación economía mejore en todos los aspectos. Por eso es posible que se produzca incluso una bajada en al recaudación de este impuesto al aplazarse la decisión de compra no tomada aun.

La tercera medida - la obligación de recetar genéricos- es lo único viable en todas las medidas adoptadas pero no nos apartemos de la realidad. Esta decisión contribuirá a reducir el gasto a corto plazo  pero el fondo de la cuestión no está solucionado y este, queramos o no, e el copago. Seamos conscientes de la situación en la cual estamos inmersos, hablemos claramente y tratemos de solucionar los problemas no poner parches. Dejemos las incertezas y ajustemos la situación a la realidad, la historia está llena de ejemplos de países que ignoraron los cambios del futuro, muchos de los cuales se pueden ver venir, reequilibremos nuestra situación porque de lo contrario algún día nos despertaremos encontrándonos del lado equivocado de la historia, la deuda es producto de nuestros desequilibrios estructurales y su montante y los intereses que comporta es una bola que cada vez es mayor y alguna vez habrá que pagarla

Rafael Montava Molina
Consultor Empresarial
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