Ante los temores a una desaceleración económica, el presidente ruso, Dmitry Medvedev, anunció un paquete de medidas de US$120.000 millones para rescatar al sistema financiero de su país. El plan de emergencia representa una cura de humildad para el Kremlin, que había insistido en que la fortaleza de la economía de Rusia y sus importantes reservas protegerían al país de la crisis financiera internacional. Tras la caída libre que la bolsa rusa protagonizó esta semana, comenzaron a circular distintas teorías sobre una posible conspiración maquinada por Washington, que contaría con la ayuda de financieros americanos, con el objetivo de castigar a Moscú por su incursión en Georgia el mes pasado. Las teorías ganaron la suficiente credibilidad como para que el ministro de Finanzas ruso, Alexei Kudrin, hablara a última hora del miércoles con el secretario del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, y le pidiera garantías de que Estados Unidos no está haciendo política con la crisis financiera en Rusia, informó el Ministerio de Finanzas ruso
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