No dejo de observar atónito en parte y asombrado, en qué punto está la economía global. No es exageración, en absoluto, cuando hablamos del colapso del sistema ni tampoco cuando hablamos del fin del capitalismo. Son muchas las conversaciones entre analistas, que hablan del fin del imperio romano. Aquella civilización tubo su fin, como la han tenido todas las civilizaciones de toda la historia. Este comentario catastrofista, es una llamada a la cordura y al sentido común. El día a día es my exigente y hace que no podamos apreciar las cosas en su justa medida. Sin embargo el colapso, estuvo muy cerca en septiembre de 2008 gracias al riesgo sistémico de quiebra masiva de bancos tras el colapso de Lehman Brothers y lo estuvo en mayo de 2010 por el riesgo sistémico soberano en Europa. Y no puedo dejar de preguntarme, ¿será la tercera la vencida? ¿Qué pasará cuando llegue el colapso a EEUU?


Durante el mes de enero, hemos podido apreciar una clara mejoría en los datos macroeconómicos de EEUU. No es para menos, la actuación conjunta de la FED y el gobierno de EEUU, se hace notar. Dentro del paquete de estímulos fiscales, se han renovado las deducciones fiscales durante dos años más y además se ha ampliado la indemnización por desempleo de larga duración y la disminución de impuestos sociales para los trabajadores.

Todo este esfuerzo de las autoridades americanas, ha llevado a los analistas, a realizar unas previsiones de crecimiento del PIB en los EEUU, para este 2011 de un nada desdeñable 3,50%.

Es cierto que el USD tiene una ventaja respecto a otras divisas, como la divisa común, y es que el billete verde, depende de una economía con un crecimiento muy superior a una Europa que ha optado por una estrategia diametralmente opuesta a la americana. Los americanos, han cargado de tinta la impresora y se han volcado a imprimir billetes, lo cual supone una actitud totalmente cortoplacista pero que tiene unas consecuencias potencialmente devastadoras. Sin embargo Europa, ha optado por la reducción de déficit, probablemente una actitud antisocial, que asfixiará a las economías de la periferia europea durante probablemente un lustro, pero que sin embargo, podría tener una solución muy positiva, la consolidación de las políticas monetarias y fiscales en la eurozona.

No es la primera vez que ocurre, si ponemos la mirada atrás, podemos observar, de qué manera las economías emergentes sufrieron una crisis soberana de gran magnitud a finales del siglo XX. Hoy sin embargo, las economías emergentes no están preocupadas ni por la deflación, ni por un déficit que puede llevar a la quiebra de las finanzas públicas como está pasando en occidente. Su preocupación está puesta en el sobrecalentamiento de la economía, en controlar la inflación y que las autoridades monetarias tengan la disciplina necesaria para evitar que la próxima recesión, sea una desaceleración en la medida de lo posible o lo que se le viene denominando un soft landing. ¿O es que alguien cree que las economías emergentes no tendrán recesiones? La economía es cíclica no lo olvidemos.


Los excesos hay que pagarlos, no queda más remedio. Por lo tanto, por mucho que las autoridades europeas sigan discutiendo sobre las medidas que deben de tomar para evitar que Europa quiebre (matiz tan duro como real), los ciudadanos europeos en general y españoles en particular, no tenemos otra que rebajar nuestras expectativa de vida y acomodarnos a un nivel de vida más acorde a la realidad y si seguimos el modelo alemán, la solución es muy sencilla, ahorrar y trabajar. Así les va y así nos ha ido.

Sin embargo, la actitud cortoplacista de los EEUU, tiene un riesgo que ciertamente me preocupa. Digamos que el Quantitative Easing, dicho de un modo muy vulgar, es crear una economía paralela, de alrededor de 2 trillones de USD, que ocupe el lugar dejado por la economía real. Lo que leen, una economía paralela que en un primer paquete no logro reactivar el ciclo productivo y que la segunda fase de los estímulos, tiene que reactivar la esfera económica sí o sí.

Conclusión

Así pues, los próximos meses se presentan apasionantes. Por un lado, Europa se pone en juego en marzo. En marzo las autoridades monetarias se debatirán entre tomar decisiones cortoplacistas que permitan calmar una sociedad que empieza a estar cansada de tanta irresponsabilidad de algunas estancias políticas o tomar decisiones de largo plazo, que provoquen lo que a día de hoy parece inevitable, la quiebra de Portugal y la más que posible en España. No nos gusta hacer pronósticos, al final tan válidos como los suyos, sin embargo, viendo lo que ha sucedido en los países del noreste de África, parece que las autoridades van a tomar decisiones que permitan suavizar la situación en la periferia Europea (decisiones cortoplacistas), pero afrontando el reto de profundas reformas estructurales que, esperamos sienten las bases de la Europa del siglo XXI. Nos jugamos mucho, esperemos que nuestros gobernantes estén a la altura. Díxit.



Si en marzo, el futuro de Europa está en juego, en junio está en juego el futuro de la economía de los EEUU. En junio termina el Quantitative Easing 2. Si la economía americana logra arrancar definitivamente, lo que de momento parece probable a tenor de los datos publicados, daremos definitivamente carpetazo a la crisis crediticia y la economía americana deberá resolver el déficit público del 10%. Visto lo sucedido en Europa, parece injustificable que las agencias de rating, no rebajen la calidad crediticia de los EEUU, con las consecuencias devastadoras que podrían tener para el USD. Recomiendo leer la nota publicada por nuestro director general, Luis Gomes.
Sin embargo, si en junio la esfera económica no ha logrado el propósito de las anteriores estímulos, deberíamos de ver la tercera fase del Quantitative Easing.