Hasta el punto de que los comentarios y previsiones emitidos por la Reserva Federal, siempre prudente en cuanto a la reactivación en curso, parecen rezagadas con respecto a la realidad.
La nueva subida de los índices de actividad industrial y de servicios los sitúa ya a niveles que denotan un crecimiento del PIB claramente superior al 2%. ¡Un ritmo inesperado hace apenas unos meses! Hoy por hoy quedan descartados los temores de recaída de la economía americana, y la reactivación parece haber encontrado cierta dinámica endógena.
La reactivación del mercado laboral, requisito imprescindible para la expansión duradera de la economía, ha reforzado la sensación de confianza. En enero se crearon 243.000 puestos de trabajo, un número suficiente para alimentar la reducción de la tasa de paro registrada desde septiembre pasado: ¡ha retrocedido del 9,1% al 8,3% en cinco meses! Esto confirma el claro retroceso de las altas semanales en el paro que se viene observando desde hace varias semanas, y concuerda con la clara mejoría de los índices relativos al empleo en las encuestas ISM. Esta mejora tan esperada de las condiciones del mercado laboral podría ser el empujón que le faltaba a la reactivación económica iniciada a mediados de 2009, poniendo fin a una fase dura y frustrante de “reactivación sin creación de empleo”.
Por lo tanto, ya parece posible que en 2012, el crecimiento americano se mantenga en torno al nivel alcanzado en el 4º trimestre del año pasado (2,8% anual según la primera estimación). Al menos mientras se mantengan los apoyos fiscales, que no podrán durar eternamente, pero que bien se pueden mantener hasta las elecciones presidenciales del próximo 6 de noviembre.
Adrien Pichoud, Economista de Banque Syz