Las operaciones corporativas han estado en estado vegetativo desde el principio de la crisis, quizá por eso Soledad Pellón desde IG Markets, afirma que “sorprende la cantidad de movimientos corporativos que se han juntado en una época como esta”. El verano suele ser un momento de baja actividad empresarial, como indican los bajos volúmenes con los que se trabaja en bolsa o incluso las pocas operaciones corporativas que se llevan a cabo.
 
Sin embargo los mercados no están inmersos en un caudal que podamos llamar normal. La crisis está dejando como estela sorpresas y diferentes modos de actuar que tienen su origen en la coyuntura económica que está atravesando el panorama internacional.
 
Las causas por las que este periodo tranquilo se ha saltado el patrón durante este año son diversas. Por el lado más general, una de las causas primeras a las que podemos achacar estos movimientos es el restablecimiento, aún frágil, del crédito bancario. Otra razón la podemos encontrar en la mejoría, leve, pero mejoría al fin y al cabo de los datos macroeconómicos. Además de esto, un posible deterioro del mercado de deuda en otoño ha convertido este periodo en un tiempo idóneo para las operaciones corporativas.
 
Enrique Quemada, consejero delegado de ONEtoONE considera que “ahora las empresas son conscientes de que es muy complicado crecer”. “La alternativa”- continua- “es comprar con un doble objetivo: el mencionado crecimiento y la cuota de mercado.” Siempre es importante mantener una posición de liderazgo en el mercado, es por ello que las empresas buscan movimientos orientados a su búsqueda; es aquí dónde podemos encuadrar las operaciones corporativas que hemos visto en empresas como Sanofi, Suez o Dell.
 
En otros casos, en el que se pueden encasillar las operaciones realizadas por ACS, Abertis o CVC, se buscan posiciones de defensa en el mercado. Sea como fuere y como afirma Quemada “los tipos de interés siguen bajos y existe financiación para operaciones corporativas de empresas líderes.”
 
En un momento de crisis como el actual los PERs de las empresas (relación entre precio y beneficio) son más bajos. Además “existen diferencias regionales”, como se afirma desde ONEtoONE. En concreto los PERs del IBEX están un 30% por debajo de las bolsas internacionales como consecuencia de la percepción internacional de la crisis española. Esto es sinónimo de oportunidad.
 
Se han visto movimientos corporativos en casi todos los sectores pero según afirma Quemada los ámbitos con mayor dinamismo en la concentración empresarial son las farmaceuticas, energía, infraestructuras, minería y automoción.
 
 
 Principales operaciones
 
En asuntos domésticos ACS anunció la venta de sus puertos españoles a fondos asesorados por la americana JP Morgan. Poco después un fondo de capital riesgo, CVC, se hacía con acciones de Abertis por un valor cercano a los 2.900 millones de euros.
 
Al otro lado del Atlántico también se han disparado las operaciones corporativas. Intel se hacía con el mayor desarrollador de programas antivirus, McAfee en una operación que en euros se sitúa en los 6.040 millones.
 
Otra operación sonada ha sido la lucha mantenida por Dell y HP para hacerse con 3par, una empresa de almacenamiento de datos que cotizaba a 10 dólares la acción; sin volumen ni movimiento. Hasta 7 ofertas se recibieron antes de que el gigante Hewelt Packard pagara 2.400 millones de dólares, triplicando el valor de las acciones.
 
Y ¿cómo afecta esto al inversor? Lo cierto es que estar en el momento adecuado y en el sitio adecuado es difícil. Es difícil por tanto que un inversor se aproveche de manera consciente de este tipo de operaciones; pero es evidente que el pelotazo puede salir muy rentable.
 
Como ejemplo, hace pocas sesiones veíamos como las acciones de Burger King subían hasta un 25% tras conocerse que 3G Capital y el gigante de comida rápida habían alcanzado un acuerdo para la adquisición de la hamburguesera, mediante el cual, el fondo de inversión abonará a los propietarios 24 euros por acción, lo que supone un montante total de 4.000 millones de dólares (3.120 millones de euros), en los que se incluye la deuda pendiente de pago.
 
Todo esto parece muy bonito, pero Quemada asegura que “hay que dejarse de cantos de sirena y guiarse por los valores fundamentales”. “Hay que olvidarse de las posibles OPAs u operaciones que a menudo se escuchan en el mercado para “calentar” valores. Si una vez invertido en una empresa cotizada se produce una OPA, es cuando se puede observar, disfrutar y realizar plusvalías”, finaliza.