El Gobierno avalaría esas hipotecas y una comisión determinaría las tasas de rendimiento que recibirían la entidad o entidades privadas en el negocio, del mismo modo que las autoridades fijan las tasas en los monopolios eléctricos, por ejemplo. Fannie Mae y Freddie Mac están en manos públicas desde septiembre, cuando el Gobierno las intervino para evitar su colapso por las pérdidas sufridas con el hundimiento del sector inmobiliario. Las dos empresas, creadas por el Congreso, tenían accionistas que se lucraban de sus negocios, pero al mismo tiempo los mercados asumían que si algo pasaba con ellas, el Gobierno saldría a ayudarlas.
Esa garantía solapada les permitió crecer de manera "descomunal", de forma que hoy en día su deuda de US$5,400 millones equivale a casi el 40% del Producto Interno Bruto (PIB) estadounidense, según Paulson.
La percepción del mercado de la garantía implícita se hizo realidad cuando la crisis inmobiliaria las golpeó y el Departamento del Tesoro decidió que dejarlas hundir crearía un pánico financiero.
Paulson señaló que volver al modelo antiguo para esas dos compañías "no es una opción". Si se mantienen, recomienda que las autoridades las nacionalicen de forma permanente o les retiren totalmente su apoyo.
"Cualquier término medio es una fórmula para otra crisis", alertó el titular del Tesoro, quien consideró que la nacionalización "no es el modelo óptimo", pues ahogaría la innovación y la evaluación privada del riesgo.
En su discurso, el secretario del Tesoro también afirmó que el Gobierno debe evaluar el nivel de subsidios, como desgravaciones fiscales y ayuda con las hipotecas, que otorga a los estadounidenses para fomentar la compra de la vivienda.

