La aseguradora busca desesperadamente una inyección de capital para evitar convertirse en la próxima víctima de la crisis financiera. AIG, con más de 100.000 empleados y negocios en cien países, trata además de evitar que las agencias rebajen aún más su calificación de crédito, lo que sería nefasto para la compañía.
Standard & Poor's, Moody's, Fitch Ratings y AM Best recortaron el lunes la calificación de crédito de AIG y anunciaron que podrían rebajarlas aún más, forzando a la aseguradora a recaudar 14.500 millones de dólares antes del miércoles para cubrir sus obligaciones. De no hacerlo, la mayor aseguradora del mundo tendría que declararse en quiebra
.El gobernador del estado de Nueva York, David Paterson, aseguró a la cadena de televisión financiera estadounidense CNBC que la aseguradora tiene un día para resolver sus problemas. Paterson dio el lunes un permiso especial a AIG, que tiene su sede en Nueva York, para que pueda acceder a 20.000 millones de dólares de capital en manos de sus filiales y, de ese modo, aumentar su liquidez. Este permiso le permitirá hacerse un préstamo puente a sí mismo y utilizar estos activos como colateral para pedir prestado dinero para financiar sus operaciones diarias.Sin embargo, la agencia Standard & Poor's considera que no es suficiente y espera que la aseguradora "continúe buscando más acceso a liquidez y venda ciertas áreas de negocio para cubrir potenciales pérdidas". AIG pidió el domingo un crédito puente a la Reserva Federal, aunque el banco central estadounidense es reticente a proveerlo, especialmente después de negárselo no a Lehman Brothers, que se declaró el lunes en bancarrota al no poder encontrar un comprador.La Reserva Federal pidió el lunes a los bancos Goldman Sachs y JP Morgan Chase que busquen entre 70.000 y 75.000 millones de dólares en capital privado para la aseguradora AIG, según la prensa económica estadounidense.