Parece que todas las vocas disonantes sobre la actuación de las autoridades comunitarias han llegado a oídos de la máxima instancia europea. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, ha salido al paso esta mañana asegurando que "la Comisión Europea está claramente a favor de un recorte de las tasas", en la misma medida en que "está en contra de la reestructuración de deuda".

En las próximas semanas podría llevarse a cabo una reducción de las tasas cobradas a Irlanda para hacer también la deuda irlandesa algo más sostenible y evitar así una Grecia 'bis'.

Lo cierto es que a nadie sorprende la asfixia de los griegos cada vez que piensan en la situación financiera de sus cuentas y en lo que tienen por delante. Y para prueba, un botón: los tipos de interés de los bonos griegos se han disparado a más del 25% a dos años; del 15% a 10 años, y del 9% a 30 años. Lo excepcional con este panorama sobre la mesa sería que Atenas consiguiera salir airosa de este callejón sin salida y en el que la Unión Europea no ha hecho sino colocar aún más piedras.