"Habrá una troika. Se encargará de controlar con precisión que el programa se cumple", dijo Schäuble en declaraciones a la emisora pública Deutschlandfunk dos días después de la aprobación de una ayuda de hasta 100.000 millones de euros para el rescate de la banca en España.

No obstante, la labor de supervisión se limitará exclusivamente a la reestructuración de la banca. Schäuble comentó que el sector financiero español se tambalea por los problemas surgidos debido a la burbuja inmobiliaria.

Las entidades tendrán que presentar un modelo de negocio que cuente con la aprobación del BCE que garantice que las ayudas recibidas no se pierden. Además de un plan de viabilidad, la intervención de los bancos exigirá un aumento de las provisiones requeridas para cubrir también el riesgo de créditos concedidos a a pymes y particulares, una medida que está anticipando las consecuencias de una situación de deterioro económico. La tercera condición impuesta obliga a las entidades a someterse a auditorías externas, un proceso que ya está en marcha y que concluirá el próximo 31 de julio con una reunión entre el BCE y el FMI con los auditores de todas las entidades para revisar el estado de sus carteras de crédito.