Asimismo, el director general de regulación recordó que las posibilidades de financiación que permitían este modelo redundaban en una mejor financiación y elevaban, a su vez, el crecimiento económico y el bienestar social, provocando que el sector viese el modelo tradicional de la banca española como "anticuado, ineficiente y en vías de extinción". Sin embargo, indicó Roldán, la actual crisis ha puesto de manifiesto que este modelo requiere reformas, así como el sistema financiero en la sombra que se derivó de él. Por otro lado, el director de regulación recordó que la crisis es de tal calado que nadie hubiera podido predecirla con todas sus "complejas" características, ya que a pesar de que se vislumbraban problemas de liquidez, la actual situación era impensable hace dos años.


Asimismo, indicó que, a pesar de que aún están por ver las consecuencias de la crisis, ésta afectará a la arquitectura de la supervisión y la regulación, así como a la del propio sistema financiero internacional. En cualquier caso, Roldán señaló que las reformas que se emprendan no deben obligar a abandonar el camino iniciado con otras como Basilea II, y que aunque obliguen a tomar decisiones importantes no se deben dejar de lado los principios de una regulación eficaz o eficiente.


"Preguntas como cuál es el fallo de mercado que la regulación debe corregir y qué efectos indeseados tiene la intervención pública siguen siendo relevantes", añadió, quien participó en un almuerzo-coloquio organizado por la Fundación Nexo.