Algunos miembros del Congreso han criticado el respaldo de la Reserva Federal, que facilitó 29.000 millones de dólares en garantías para que el banco JP Morgan adquiriera, a precio de bagatela, a Bear Stearns antes que éste naufragara anegado por hipotecas de alto riesgo incobrables."En el contexto de crecientes tensiones financieras, el 13 de marzo Bear Stearns notificó a la Reserva Federal y otras agencias de gobierno que se había deteriorado significativamente su posición de liquidez, y que tendría que declarar la bancarrota al día siguiente a menos que hubiese fuentes de fondos alternativas", dijo Bernanke."La caída repentina de Bear Stearns hubiese llevado a un descalabro caótico de posiciones en los mercados financieros", añadió.Geithner dijo que "bajo las circunstancias que prevalecen en los mercados, los problemas generados por esta instancia específica se extendían mucho más allá que el destino de una compañía".El presidente del Comité de Bancos, el senador Christopher Dodd, demócrata de Connecticut, dijo que si se hubiese permitido la bancarrota de Bear Stearns, "hubiésemos tenido no sólo una demolición financiera nacional, sino una global".De todos modos, Dodd inquirió sobre el funcionamiento de la Reserva Federal y otras agencias que, supuestamente, regulan las operaciones bancarias y financieras y que, aparentemente, no percibieron las señales de problemas graves en Bear Stearns.