La crisis de deuda se ha convertido en la nueva amenaza para España después de que el país haya logrado superar una de las mayores recesiones de la historia, en la que el PIB ha llegado a caer a un ritmo superior al 4%, el paro se ha situado por encima del 20% y el déficit público se ha disparado al 10%.

Una vez superadas las peores cifras de PIB, los malos datos de desempleo y las dudas sobre el sistema financiero, el foco de atención ha pasado a ser el nivel de déficit y deuda de España.

El Ejecutivo espera cerrar el ejercicio con un déficit público del 9,3% y con un ratio deuda-PIB del 62,8%, aunque las dudas de numerosas instituciones y organismos internacionales sobre la capacidad de algunos países periféricos de la zona euro han puesto en tela de juicio la solvencia de España.