Las autoridades irlandesas notificaron formalmente a Bruselas el 8 de enero su intención de llevar a cabo la citada recapitalización del Anglo Irish Bank, necesitado de una señal de confianza sobre su estabilidad.
La operación se articulará mediante una emisión de nuevos títulos (de capital Tier1, el de máxima calidad), que darán derecho a un dividendo anual del 10%, siempre que las acciones ordinarias cobren dividendo.
La remuneración será en efectivo o en acciones ordinarias si el banco no puede pagar con dinero.
Las acciones en manos del Estado contarán con el 75% de los derechos de voto.
El banco podrá recomprarlas al precio de venta durante un periodo máximo de cinco años; pasado ese plazo, tendrá que pagar un recargo del 25%.
Bruselas hizo hincapié en que esta ayuda es necesaria dado el peso del Anglo Irish Bank en el sector financiero irlandés y resaltó que una pérdida de confianza en esta entidad podría haber provocado un efecto contagio al conjunto de la economía nacional.
También está de acuerdo con el coste que la entidad tendrá que pagar por la asistencia financiera (10% anual) y considera que se incentiva la devolución del capital mediante la posibilidad de combinar el pago de dividendos en efectivo y en acciones ordinarias.
Dublín también ha fijado algunas reglas para evitar abusos, como la prohibición de publicitar la ayuda, restricción en el pago de dividendos y en la remuneración de los directivos e inclusión de representantes del poder público en la dirección del banco.
Además, la entidad tendrá que remitir, en el plazo de seis meses, un plan de reestructuración.

