"Dadas el estado actual del sector del automóvil, y de la economía, es improbable que el Capítulo 11 (que regula el proceso de quiebra en Estados Unidos) funcione para los fabricantes estadounidenses en este momento". Una de las condiciones establecidas por Bush para la concesión de la ayuda financiera es que "si una compañía no presenta un plan de viabilidad antes del 31 de marzo (del 2009), será obligada a devolver los fondos federales".
Bush culpó al Congreso de no llegar a un acuerdo sobre el plan de ayuda para el sector antes de las vacaciones navideñas. "Esto significa que la única forma de evitar un colapso desordenado es que el poder legislativo actúe. El pueblo estadounidense quiere que las compañías automovilísticas tengan éxito. Y yo también", dijo.
"Los préstamos darán tiempo a los fabricantes tres meses para que pongan en marcha planes para reestructurarse en compañías viables, lo que creemos que pueden hacer". "Segundo, si la reestructuración no puede conseguirse sin declararse en quiebra, los préstamos permitirán que las compañías hagan los preparativos legales y financieros necesarios para un proceso ordenado del Capítulo 11", añadió.

